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Piedra que levantes

29/05/2017
 Actualizado a 17/09/2019
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No se había constituido la sociedad encargada de suministrar la energía eléctrica a Cármenes y ya le debía Mael, el del comercio, tres o cuatro recibos. No se ha producido todavía el ‘brexit’ catalán y ya circulan por los medios las leyes que regirán en Cataluña tras su desconexión de España. Uno de sus artículos dice: «El estado Catalán sucede al Estado Español en la titularidad de cualquier clase de derecho real sobre todos los bienes en Cataluña» ¿No es esto un atraco? Todo aquello, autopistas, puertos, aeropuertos, embalses, etc, construido con la aportación de todos los españoles, incluso usted y yo, pasa de golpe a propiedad del Estado Catalán. Por la fuerza. ¿No es esto un golpe de mano? Lo mires por donde lo mires, lo parece. Y lo mismo sucede con la nacionalidad. Quieras o no quieras, pasarás a ser catalán de derecho porque estás empadronado en Cataluña.

Levantes la piedra que levantes, escribió Paul Celán, siempre dejarás a la intemperie a alguien que necesita una piedra para cobijarse. Y el poeta, y cronista, tiene la misión de levantar todas las piedras que pueda, según sus fuerzas, con el objeto de rebuscar lombrices que comer y dar a sus lejanos lectores. Y entre esas piedras siempre habrá una especial, que es la verdad verdadera, (no la posverdad), la de la realidad real (no la líquida). Y la verdad no depende de que uno esté de acuerdo o no; aunque es difícil estar de acuerdo con un golpe de mano.

Al levantar tantas piedras, ora se encuentra debajo un político ladrón, ora un amigo traidor, una mujer adúltera, un sacerdote ateo, un mentiroso contumaz, una escritora plúmbea, y así toda una sarta de seres desvalidos que necesitan de las piedras para ocultar su vanidad herida o su escasa consistencia intelectual o su exaltado ego al que a duras penas logran dar cabida.

Tumbes el árbol que tumbes, siempre será un árbol que daba sombra a alguien. Digas la palabra que digas siempre será interpretada por otro de otra forma distinta a la que tú le diste. Siempre habrá alguien que te acuse de deberle algo, aunque tú jamás le hayas pedido nada. Podrán concederte la nacionalidad que se les antoje, podrán argüirte que España es un país en derribo, que sus gobiernos no funcionan: pero tú debes responder que esos han sido elegidos por el pueblo, y que de quien reniegas es del pueblo español en general al que estás tildando de necio.

Levantes la piedra que levantes, siempre encontrarás un gusano agazapado esperando acopiar más comida de la que le cabe en la boca.
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