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Peregrinos y clientes

24/07/2017
 Actualizado a 17/09/2019
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Leí este fin de semana en la prensa gallega unas declaraciones de la escritora canadiense Laura Dennett, afincada en la provincia de Lugo y que fue colaboradora directa del cura de O Cebreiro que impulsó el Camino de Santiago–, diciendo que le parece «obsceno tratar al peregrino como cliente», mientras se inclinaba por anteponer «la vertiente humana a la de consumidor».

Pero resulta que del peregrino medio hacia arriba todo son clientes. Y desde el que se mueve en una vieira al que es de ir a cuatro o cinco estrellas hay muy buenos clientes que salvan el año a infinidad de negocios asentados en pueblos del Camino donde pasada esta temporada de peregrinaciones masivas a Compostela se acabó el trabajo hasta el próximo verano.

Un rato antes había leído que León sufre un retroceso en visitantes y pernoctaciones, pese al notable aumento en la Comunidad, y a la hora de comer un hostelero me decía que este verano no le pinta demasiado bien. Todo eso después de pasear por el centro de Ponferrada y ver que cada vez son más negocios los que cuelgan carteles de alquiler, venta o traspaso.

Y aún así todavía hay quien cree que el Camino de Santiago (pietatis causa aparte) no es un negocio que atrae a miles de extranjeros que consideran esta aventura mejor que un parque temático, con fieles dispuestos a sentir cada palmo del trazado y mucho más barato que coger un avión al Caribe. Será que los ingresos que llegan a pie tienen menos importancia que los que viajan en primera clase...
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