20/09/2019
 Actualizado a 20/09/2019
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Procedente del cielo cada mañana y cada noche bajaba, salvo los sábados en que había que coger doble ración el día anterior. Parecido al curicentro o culendro. Durante 40 años. Mientras el pueblo israelita desde tullidos, limosneros, ciegos y todas aquellas personas ligadas a la hambruna, con los roquedales más la arena transluciendo su vocación testimonial vagó por el desierto. Tras esta fiesta melada que llamaba a los labios y también alimentaba el corazón se escondía Dios y su milagro.

No obstante, a tales panecillos maravillosos similares a las obleas no se refiere este escrito pese a nominarse igual. No. Sino que versa sobre el grupo musical mejicano Maná, valiosísimo al mundo no sólo por su música atrayente sino también por la letra acompañante, qué cuánta suerte hemos tenido los leoneses cuando el 23 de junio de 2007 en plenas fiestas capitalinas actuó para tantos miles en el entones llamado estadio Antonio Amilivia, siendo la única actuación en Castilla y león en aquella sonada gira mundial para presentar su disco ‘Amar es combatir’. A éste, precisamente a este grupo fiel valedor a los desasistidos me refiero con firmeza.

Cuánto siento no haberlos escuchado entonces. Menos mal que poseo sus discos con su música fortalecida al estar salpicada por temas que atañen a la humanidad mal tratada en tanto denuncian a los causantes. Justamente, justamente es a este Maná al que hago referencia. ¿Por qué? Muchas razones me asisten, sin duda, alguna ya he anticipado, pero baste con proyectar ésta otra plagada de una repetida actualidad tantos años: su preocupación medio ambiental. No hay más que recurrir a su bellísima canción ‘Cuando los ángeles lloran’, la cual estoy escuchando, dirigida al sindicalista brasileño defensor de la Amazonía Francisco Alves Mendes Filho. Más conocido por Chico Mendes, cauchero de origen muy humilde, asesinado por unos encapuchados a los 44 años mediante unos tiros a bocajarro en la puerta de su casa debido a su lucha denodada sin embargo pacífica por el ecologismo más cuanto implica. Dejemos que sean ellos quienes nos digan que Chico Mendes fue «Un defensor y un ángel de toda la Amazonía / Él murió a sangre fría / Lo sabía Collor de Melo / Y también la policía». Eso sí, su lucha, no sólo la ha reconocido y proclamado mundialmente Maná. Los premios Global 500 otorgado por Naciones Unidas, Better World Society en Nueva York acompañados por las Llaves de la Ciudad del Ayuntamiento de Río de Janeiro hablan por sí solos.

Chico Mendes, sus ideas siguen vivas en nuestra sociedad, pero lamentablemente continúan asimismo propagándose las talas forestales prohibidas junto con los incendios masivos como el cercano ocurrido en Gran Canaria en las últimas fechas o los gigantes generados en territorio africano o amazónico por pirómanos desconocidos o bien protegidos por poderosos caciques o incluso el manto de la propia autoridad. De ahí que ardan los animales, la flora, los pueblos, el universo. Ojalá caiga una lluvia benefactora, al menos. Ojalá el exterminio sobre el árbol del mal arraigado profundamente en los culpables.

Gracias, Chico Mendes, gracias, Maná. En nuestra demasiado reaccionaria sociedad al menos cabalga el atardecer y la esperanza aunque herida también. Afirmo cubierta por un velo negro. Desabrida. Triste. Mundo adelante.
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