29/06/2017
 Actualizado a 14/09/2019
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Parece ser que un nuevo caso llegará a los tribunales después del verano. El afectado bien pudiera ser el otrora poderosísimo vicepresidente y superconsejero, no por su tamaño, que todo lo ataba desde su despacho pucelano. Dicen, quienes le conocen bien, que nada se hacía en esta comunidad sin su aquiescencia. Quien fue durante tantos años la mano derecha del presidente de esta comunidad, ve como una gota de agua puede terminar formando un hoyo profundo en el pétreo muro que envuelve su pasado político. Ojalá que por ese agujero se cuele algún rayo de luz, solar o eólica, que nos permitan ver la ‘perla negra’ u otras más blancas, y que nada quede ajeno la espada justiciera. Pero él, como todos, ya se está apuntando a la canción del verano: Lo niego todo. Sé que este es el título que el maestro Sabina ha tomado para hacer otro de sus grandes álbumes. Pero también sé, que esta está siendo la respuesta más dada por los nefastos empresarios, banqueros, políticos, yernísimos, hermanísimas, cuñaditos y otros secuaces cuando se les pide que rindan cuentas por lo hecho. No sé nada, no me consta, no me acuerdo, y en su caso, todo es falso y por tanto lo niego todo es el paño de mago que todos usan para borrar su pasado de tropelía, robo, malversación y desprecio a la sociedad civil, tratando de hacerlo desaparecer como conejo en caja trucada. ¿Cuántos de ellos llegarán a prisión, cuántos devolverán lo robado, cuántos sentirán vergüenza y bajarán sus ojos al cruzarse con cualquier ciudadano en su entorno más próximo? ¿Cuántos desaparecerán de la vida pública para siempre y sobrevivirán en el ostracismo absoluto y la vejación permanente de nosotros, los ciudadanos? Hagan cuentas y verán como les sobrará, en el mejor de los casos, con los dedos de una mano. Habremos de estar atentos a todo lo que acontezca, no fuera a ser que haya quien esté más interesado en desinformar y tergiversar que en contar todas y cada una de la fechorías cometidas en esta comunidad amnésica en la que vivimos.
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