30/12/2015
 Actualizado a 19/09/2019
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"Ayer me colé y en tu fiesta me planté", bajo la cúpula acristalada del antiguo edificio de Correos de Cibeles, ahora Casadetodasytodos, magnífico palacio construido por el mismo arquitecto que levantó el Instituto Padre Isla de León bárbaramente derribado en los 60 por la ignorancia cazurra, la misma que quiso destruir el edificio civil más antiguo de León, la casona de Villapérez, que salvé de las zarpas del leonesista Morano cuando ya había hecho volar su artesonado. Digo que me pasé la noche zampando con los sin techo y cantando "Esta noche es Nochemena y mañana Dios dirá", que alguien hizo circular y fue el trending topic de la velada.

Nos reunimos para el gran convite 220 desarrapados de los 1905 que estamos censados en Madrid. Fallaron 30 de los apuntados en la tablet del padre Ángel, que lo es, porque les dijeron que no habría alcohol, que sólo se bebería Champín, que es como se llama el champán sin. El menú consistió en sopa de marisco, langostinos, cordero, dorada al horno, flan con nata y mucho turrón blando. Como se podía repetir, todos pedimos un táper para guardar las sobras en el carrito; pura gula, que no necesidad.

Se habló de todo alrededor de las mesas primorosamente engalanadas. Que si Carmena ha declarado poseer un patrimonio de 2,5 millones de euros y a pesar de ello su marido se ha declarado insolvente y le debe a sus exempleados más de 500.000 euros… Que si la alcaldesa le compró un trozo de casa a Cristina Almeida y le pagó 120.000 euros a tocateja… Que si canceló un crédito de 500.000 euros al BBVA un día antes de ser proclamada candidata podemista…

Se habló también del programa de reformas estructurales del servicio de limpieza del Ayuntamiento: que los niños aprendan a recoger colillas y se diviertan con el juego; que los universitarios ayuden a los barrenderos para saber lo que es bueno; que las madres hagan la limpieza del colegio de sus hijos, porque no hay nada como el amor de una madre para estos menesteres… Por todo ello fue la alcaldesa vitoreada, fotografiada, aplaudida…

"Nunca, nunca he visto una cosa semejante en ninguna ciudad. Lo que ha pasado aquí hoy es algo maravilloso", proclamó María José Martínez, limpiadora de 72 años, que lucía un vestido azul celeste y un collar de perlas. "El Papa Francisco lo hizo el año pasado en Roma y yo quería hacerlo aquí, en Madrid. Y ahora estoy flotando. Se ha cumplido mi sueño. Echa un vistazo", comentaba exultante el padre Ángel.

Quedéme solo a eso de las dos de la mañana frente al reloj de la Puerta del Sol. Por un momento creí que había regresado al siglo de Galdós. Que la revolución morada confunda la caridad con la justicia, que organice una cena navideña tan ostentosa como humillante, uniendo la más rancia beatería con el oportunismo, es algo que no parece indignar a algunos indignados… ¡A mí sí!
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