19/07/2017
 Actualizado a 12/09/2019
Guardar
Fumo, sí, bastante más de lo recomendado, que es nada, mas no persigo, ansioso, la eternidad que, en el mejor de los casos, sería morirse lleno de salud. Vivir es, entre otras muchas cosas, una carambola finita. Fumo y disfruto, y mucho, como de tantas personas y cosas, de la mayoría de los cigarros. Soy voluptuoso qué le voy a hacer. Eso sí, no diré que fumo sólo por placer, que también. No, fumo porque soy adicto al tabaco, a su nicotina. Sí, fumo, administro mi propio vivir, y por ello tributo a las saqueadas arcas públicas con ochenta céntimos de cada euro que gasto en tabaco. Así que nada de rasgarse las economicistas vestiduras. Además, ¿no me dirán que no es más perjudicial, para la salud de patria y ciudadanía, la corrupción; pues lo es para los servicios públicos de salud, de educación, de justicia, etc.? Y ahí la tienen, clavo hirviendo.

Fumo, sí, pero mal me trago otros peores humos para el futuro común. Pues más me intoxican los humos de Venezuela en boca del PP para orear el nauseabundo hedor de sus corrupciones; el mudo humo de Podemos ante las democráticas luchas de los venezolanos, ¿sabrán de lo precisa que fue a los demócratas españoles la solidaridad internacional? Y qué decir de la ofensiva afirmación para tantos antifranquistas españoles –de derechas, centro e izquierda– de Cristina Fallarás –a quien por otras cosas admiro– cuando, en el Instituto 25M, afirmó: «Cuando… muere el dictador. Aquellos partidos que se llaman demócratas deciden pactar con el criminal… Deciden pactar con ellos y llamarlo transición. Y a la población española (algo se ha avanzado, ya no es gente) la obligan (¿?) a celebrarlo cada año. El hecho de que la Transición sea así, convierte la Transición en algo mucho más infame que la dictadura». ¿No debería esta señora reexaminar seria y prudentemente su concepción, memoria y conciencia históricas? ¿No debería acaso también –antes de sectaria insultar la memoria de tantos– leer o releer textos –de unos y otros– sobre la reconciliación nacional española y hasta leer o releer a Gramsci, en general, y en particular sus tesis sobre «Análisis de situaciones. Relaciones de fuerza». Desmemoriado soy, pero no tanto… Ni fuimos gilipollas ni fuimos vendidos. Ni pacto, ni regalo, señora: ¡conquista pacífica y entre fuego cruzado!

Cómo para no fumar, rodeado, por un lado, de populares genoveses con sus dobleces y, por otro, de gurús de la amnésica memoria histórica y su revolución pendiente. Milagro es que tan sólo le dé al tabaco.
Lo más leído