Familias

19/12/2015
 Actualizado a 17/09/2019
Guardar
La familia. Es la que nos toca y no hay más. Cero opciones. Muy bonito eso de que los amigos también son nuestra familia, aquella que escogemos, pero la Familia de verdad es la que te viene dada. Y si tienes suerte bien, y si no… allá te las apañes. Qué cierto eso de que en todas las casas se cuecen habas.

Llega Navidad, momento de reuniones, de reencuentros y en muchos casos de desencuentros. Yo soy de las que apuesto por las fiestas, aunque cada año que pase la gente se vuelva más rancia y pesimista. Es lo que tiene hacerse mayor. Que si siempre falta alguien, que si ya no hay niños en casa, que si no me apetece ver a no sé quién, que si en mi casa no que es mucho lío… ¿Tan reacios nos estamos volviendo?

Hay gente que tiene fortuna con sus familias. Perfectas, unidas, siempre en armonía –o eso parece–, y más en estas fechas señaladas. Otras, no tanto. ¿Pero y qué? Cuando estás lejos empiezas a valorar las cosas desde otra perspectiva.

A medida que creces y los de tu alrededor también, analizas y ponderas de manera más consciente con quién y en qué quieres gastar tu tiempo. Algo absolutamente primordial. Si sólo tengo cuatro días en navidades para pasarlos con las personas que realmente quiero, no me valen excusas, no me vale la pereza y no me valen argumentos manidos de: «Odio la Navidad».

Vamos a sacudirnos el mal humor y a intentar poner de nuestra parte para que al menos ciertos días al año nos reunamos todos –o los que estemos en esa ocasión– para brindar y desearnos todo lo mejor del mundo. Porque si no nos lo deseamos nosotros mismos, quién lo va a hacer.

No es cuestión de pensar en los que faltan o los que ya nunca volverán, sino de tomárnoslo como un signo de esperanza. De gratitud por seguir así, un año más, rodeados de lo que es nuestra esencia, nuestra familia, para bien o para mal. Da igual que seamos ocho o que seamos dos.

Lo importante es saber que estamos, que somos importantes para alguien y que ellos son importantes para nosotros. Aunque nuestra familia no sea la mejor del mundo, ni la más unida, ni la más proclive a grandes celebraciones, no cuesta nada hacer una excepción.

Porque hoy estamos y mañana quién sabe, y ya que estamos, que sea para disfrutar, ¿No?
Lo más leído