06 de Noviembre de 2022
Una noche reciente, con la luna haciendo de luminosa barca de los cielos, al lado del Palacio de los Deportes de León –al que abandono minutos antes del final de un partido de balonmano–, me aborda una muchacha de nalgas voluminosas como una noche germinadora, ufana tostada escotadura y labios desbordados de carmín, preguntando:

–Meu amog, ¿queres dar uma cambalhota?

Que ¿si quiero dar, quéeeee? –pregunto un tanto sorprendido y atolondrado.

–Uma cambalhota, o que vocês dizem um ‘revolcón’, isto é, que se queres foder.

Anda, mira, sin retórica, directísima–me digo. ⸺¿Cómo te llamas? Eres portuguesa ¿no?

–Não sou portuguesa, sou brasileira, de Pelotas, chamo-me Venus.

–¡Qué apropiado!; y ¡qué intuición la de tus padres!

–Pois, é. E essa ao lado que vai montag no cago é também de Pelotas, chama-se Celesche. E essa de cabelo loiro ai perchinho de nós é a Lucero; y aquela outra lá...

–Perdona que te interrumpa: Estrela.

–Não, Sol. Mas, não queres um serviço? Com tanta pergunta, ¿não serás ‘poli’ ou jougnalista, tal vez?

–Ni policía ni periodista. No está hoy mi ánimo para representar servicios públicos y menos físicamente, pues ando un tanto flácido, ‘desganao’. Con lo que me ofertas, ahora paso a ser, simplemente, curioso. Algo así, por tu oficio, como voluntario ciudadano escrutador de los bajos fondos o ‘putifundios’ de la ciudad. Pero no te preocupes, que no estás perdiendo el tiempo conmigo, pues te voy a pagar de todos modos. ¿Cuánto pides por un servicio?

–Depenche se é à luz da lua ou em pagque de pista cubegta, ji, ji, ji.

Mejor a cielo abierto, como si fuese ahí de pie junto al chopo. El lamparón candente de la luna es un magnífico afrodisíaco.

–São vinche pavos, mais um da camisinha,

–¿Camisiña....? ¡Ah¡, disculpa, ya caigo, ¡qué tonto! Preservativos, ¿verdad?

–Bingo, escritinho.

–Oye, ¿de Lula o de Bolso...

–...naro não, não, lula, lula, gosto inmenso, é muito saborosa.

Aquí tienes veinte pavos por atenderme y cinco más, de ‘gorgeta’, como se dice en portugués, de propina, por la charla. Pero, referente a las camisitas, deberíais acordar con los clientes meterlas en una bolsita de plástico y tirarlas al contenedor más próximo. A la vista, sobre el suelo, no es estético y, además, va contra la higiene. Puede que algún niño, en un descuido de sus padres, se lleve esa fundas venéreas a la boca para inflarlas como si se tratase de globos. Y como me une buena amistad con el alcalde, si está de su mano e instancias superiores no lo impiden, haré que os libere de la clandestinidad y reserve un lugar en campus municipal para que podáis dar placer al aire libre sin que nadie os moleste. Con recipientes, eso sí, para depositar las camisitas, y asentamiento más cómodo para el hecho laboral.

–Seria óchimo teg um canchinho ou, como vocês dizem, um ‘rinconcito’ pra nós.

–Le podríamos incluso dar un nombre, ¿que te parece ‘El Rincón de Venus’?

–Fodas, que genchil é você. Venus não queg protagonismo nenhum. Seria melhog ‘O Canchinho das Virgen’», ji, ji, ji. Não acha?, cronista of...

–Oficioso, Venus, oficioso. Muy aguda, se te ve salida del Olimpo. Pero, ya sabes, transmíteselo a tus amigas siderales de la peña: Celeste, Lucero, Sol..., y demás colegas allende y aquende el charco: el condón, a su rincón, que por el suelo, no.