¿Qué nos ha pasado? ¿Qué te ha pasado? No lo entiendo. Explícamelo porque no lo entiendo. Eres el culpable de discusiones puramente sentimentales a la par que irracionales.
Eres el culpable de lágrimas emocionales por poner la puntilla en la final del título de nuestras vidas. Tú siempre fuiste suma uniendo a desconocidos a base de goles. Y ahora solo divides rompiendo ese vínculo a base de escándalos y polémicas.
Salid al verde, coged el esférico y contadme que somos mucho más que vacunas tardías, discusiones de bar y convocatorias poco acertadas.
El primer partido de la selección española en la Eurocopa ha dejado pitidos, una Cartuja que no ha conseguido llenar el aforo permitido a pesar de estar más de un año sin poder asistir a un estadio de fútbol ‘profesional’ y culpas al césped y el calor. Pienso en la posibilidad de haber visto a La Roja hace unos diez años en un partido oficial de la Eurocopa en España y posiblemente no cabrían los aficionados ni en toda Sevilla.
Hace cinco años (cuatro) teníais al país en vilo por el ‘tiki taka’ y ahora sois protagonistas descafeinados de unos partidos carentes de emoción. ¿Qué nos ha pasado? Quizás ha sido Luis Rubiales y su extravagante a la par que nula gestión como Presidente de la Federación. Quizá ha sido Luis Enrique y sus convocatorias acertadas para unos, partidarias para otros. O quizás ha sido la resaca emocional. Esa resaca emocional de un lustro histórico, casi de mito, que nos cuesta asimilar. Y aceptar. Y pasar página. Porque la realidad es que no hemos pasado página. Nos sigue entrenando Luis, pero no Aragonés. Ya no juegan Xavi, Iniesta ni Casillas. Muchos encienden la tele, ven a la selección (quizás ya no le llaman ni ‘La Roja’) y no reconocen a más de un puñado de jugadores. Es esa resaca.
Estamos inmersos en otra Eurocopa, con una alineación que no reconocemos, un entrenador siempre polémico y un foco mediático centrado más en PCR y vacunas que en el esférico y el verde. Quizás es todo esto.
Eres el culpable de lágrimas emocionales por poner la puntilla en la final del título de nuestras vidas. Tú siempre fuiste suma uniendo a desconocidos a base de goles. Y ahora solo divides rompiendo ese vínculo a base de escándalos y polémicas.
Salid al verde, coged el esférico y contadme que somos mucho más que vacunas tardías, discusiones de bar y convocatorias poco acertadas.
El primer partido de la selección española en la Eurocopa ha dejado pitidos, una Cartuja que no ha conseguido llenar el aforo permitido a pesar de estar más de un año sin poder asistir a un estadio de fútbol ‘profesional’ y culpas al césped y el calor. Pienso en la posibilidad de haber visto a La Roja hace unos diez años en un partido oficial de la Eurocopa en España y posiblemente no cabrían los aficionados ni en toda Sevilla.
Hace cinco años (cuatro) teníais al país en vilo por el ‘tiki taka’ y ahora sois protagonistas descafeinados de unos partidos carentes de emoción. ¿Qué nos ha pasado? Quizás ha sido Luis Rubiales y su extravagante a la par que nula gestión como Presidente de la Federación. Quizá ha sido Luis Enrique y sus convocatorias acertadas para unos, partidarias para otros. O quizás ha sido la resaca emocional. Esa resaca emocional de un lustro histórico, casi de mito, que nos cuesta asimilar. Y aceptar. Y pasar página. Porque la realidad es que no hemos pasado página. Nos sigue entrenando Luis, pero no Aragonés. Ya no juegan Xavi, Iniesta ni Casillas. Muchos encienden la tele, ven a la selección (quizás ya no le llaman ni ‘La Roja’) y no reconocen a más de un puñado de jugadores. Es esa resaca.
Estamos inmersos en otra Eurocopa, con una alineación que no reconocemos, un entrenador siempre polémico y un foco mediático centrado más en PCR y vacunas que en el esférico y el verde. Quizás es todo esto.