Seguramente sea una cuestión de formación profesional, pero al entrar en un bar, sobre todo si no es algún local donde voy de manera frecuente y ya conozco las costumbres, me fijo en la zona de los periódicos. Eso suponiendo que haya una ‘zona de los periódicos’, donde el personal deja las publicaciones más o menos ordenadas y el cliente, si es educado, se debería preocupar de devolver una vez hecho el repaso correspondiente.
Le confieso que por los periódicos tengo catalogados a muchos bares y, aunque le haga gracia, le reconozco que en ciudades fuera de León que frecuento pero donde no tengo ningún interés en tomar el café en un local y no en el de al lado elijo el que mayor oferta informativa ofrece a sus clientes y no el que escatima hasta en diarios y revistas, porque me da la sensación de que quien es apretado en lo de ir al kiosco también lo es en lo demás. En higiene, por ejemplo.
La era post-Covid ha cambiado todo, hasta el tema de los periódicos en los bares por mucho que los editores de prensa se esfuercen en insistir en que los papeles no contagian y campañas parecidas. Por eso, muchos locales que ofrecían a diario tres o cuatro cabeceras se han quedado con una o ninguna y otras cafeterías estupendas que tenían su extensa zona de prensa con casi tanta oferta como un kiosco han rebajado a la mitad el número de periódicos y revistas.
Por fortuna hay hosteleros que a pesar de las adversidades, que no son pocas, siguen manteniendo en sus locales eso que yo llamo ‘zona de los periódicos’ con más o menos oferta informativa porque consideran que todavía hay clientes que no entienden tomar la cerveza sin dar un vistazo a los titulares y conocen bien a los parroquianos que mientras esperan que se enfríe el café echan el tiempo en leer lo que la gente como yo venimos a contarle a través del papel.
Y después están los tipos como Andrés, que es de los que además de esforzarse para que la gente esté cómoda en su bar y bien informada ha colocado un dispensador de gel hidroalcohólico en la zona de periódicos y revistas con un cartel que apela a los señores clientes a usar el producto de higiene de manos antes y después de tocar la prensa. Un diez.
Le confieso que por los periódicos tengo catalogados a muchos bares y, aunque le haga gracia, le reconozco que en ciudades fuera de León que frecuento pero donde no tengo ningún interés en tomar el café en un local y no en el de al lado elijo el que mayor oferta informativa ofrece a sus clientes y no el que escatima hasta en diarios y revistas, porque me da la sensación de que quien es apretado en lo de ir al kiosco también lo es en lo demás. En higiene, por ejemplo.
La era post-Covid ha cambiado todo, hasta el tema de los periódicos en los bares por mucho que los editores de prensa se esfuercen en insistir en que los papeles no contagian y campañas parecidas. Por eso, muchos locales que ofrecían a diario tres o cuatro cabeceras se han quedado con una o ninguna y otras cafeterías estupendas que tenían su extensa zona de prensa con casi tanta oferta como un kiosco han rebajado a la mitad el número de periódicos y revistas.
Por fortuna hay hosteleros que a pesar de las adversidades, que no son pocas, siguen manteniendo en sus locales eso que yo llamo ‘zona de los periódicos’ con más o menos oferta informativa porque consideran que todavía hay clientes que no entienden tomar la cerveza sin dar un vistazo a los titulares y conocen bien a los parroquianos que mientras esperan que se enfríe el café echan el tiempo en leer lo que la gente como yo venimos a contarle a través del papel.
Y después están los tipos como Andrés, que es de los que además de esforzarse para que la gente esté cómoda en su bar y bien informada ha colocado un dispensador de gel hidroalcohólico en la zona de periódicos y revistas con un cartel que apela a los señores clientes a usar el producto de higiene de manos antes y después de tocar la prensa. Un diez.