La Universidad del Bierzo

27 de Enero de 2019
Un grupo de animosos patricios ponferradinos puso en marcha, hace casi medio siglo, un empeño que no llegaría a triunfar: la creación de un colegio universitario. Como el que tenía León, aunque más pequeño. Porque León, entonces, tampoco contaba con universidad, y la provincia pertenecía al distrito de Oviedo.

El Bierzo ofrecía entonces dos opciones de la educación superior: la escuela de magisterio de la Iglesia y la escuela de enfermería. Tiempo después, León ya tuvo universidad y el Bierzo una digna extensión de los estudios superiores. Uno de los anhelos mayores de los bercianos se convirtió así en realidad. Y ha hecho bien la alcaldesa en resaltarlo en la feria Fitur. Sí, Ponferrada no solo es el rescoldo de la Ciudad del Dólar, o la memoria del maquis, o la urbe industrial que creció tanto durante décadas, o el bello y remozado burgo antiguo. Ponferrada también es una pequeña ciudad universitaria en la que hay temporada teatral, talleres literarios, galerías de arte, escuelas y agrupaciones musicales, y muchas personas que aman la cultura, y que están comprometidas con ella.

El Bierzo no es el panteón donde reposa la fenecida gloria minero-siderúrgica. La ciudad, pese a la notable crisis que atraviesa, pese a la catarata de discursos lacrimógenos –no infundados por otra parte–, es un escenario moderno, aseado y resistente que, además, tiene su universidad. Y debemos luchar y velar por ella. Por la urbe y por su «alma mater» situada en las faldas de Montearenas.

Donde hace ochenta años mataban a los republicanos, entre los pinos y la infamia, ahora hay aulas, bibliotecas, edificios educativos innovadores. Hay jóvenes universitarios. Hay ciencia y esperanza, aunque a veces nos olvidamos de eso. Defender nuestras aulas universitarias es clave para el Bierzo. Porque sí, ahora toca defender, pero ya tocará pasar al ataque. En la universidad y en todo. Sin centros de educación superior, sin vida cultural, las ciudades dejan de serlo, aunque tengan cientos de miles de habitantes. Debemos olvidarnos un poco de las cifras y de sus descensos. El Bierzo, y Ponferrada, hoy por hoy, no pueden aumentar su población. De momento, hay que conocer mejor lo que somos y lo que tenemos, siempre con una mirada universalista. Como la palabra universidad evoca y propone. Una ciudad con aulas de la educación superior es una ciudad de futuro. Aunque andemos en tiempo de vacas flacas. Aunque las aulas no estén tan llenas como nos gustaría.