Sometimos a Antonio Silván a una sesión de acupuntura y no se quejó de tanta aguja, aunque luego se nos echó encima una panda de tuiteros anti terapias naturales, furiosos con una entrevista que ni leyeron. Vestimos a la concejala María Hernández de Frida Kahlo y alucinamos con el parecido entre ambas (el unicejo hubo que pintarlo, eh). Metimos a un tímido Luis Cembranos en la cocina de LAV y nos zampamos su postre con nitrógeno. Flotamos en las nubes babianas con Rosario Granell Rosario, que casi se tira de la barquilla, y luego nos contó la historia de amor más bonita del mundo, candado incluido. Convencimos a Juan Martínez Majo para que pasara de tanto prejuicio culinario y al final le cogió el gusto al sushi, y hasta repitió el ‘sacrificio’ otro día. Embutimos a Javier Gómez en el traje de torero de Cachi 30 años después y lo sacamos por la puerta grande de una impresionante plaza de toros. Javier Vega se dejó ‘enharinar’ más de la cuenta, pero gozó preparando una pizza de principio a fin (cómo lanzaba la masa) y nos puso los dientes largos presumiendo de sus huevadas con trufa, aunque luego ni leyera la entrevista, qué tío.
Y el pasado domingo despedimos con cierta nostalgia las gamberradas del ‘Probando, probando’ dominical con otra víctima excepcional, Prada a tope, que se lo pasó como un niño en un parque no tan infantil, a ‘guantazos’ con su hijo Manuel...
A los ocho valientes, y a todas las personas que nos ayudaron para hacer posible cada una de estas entrevistas loquísimas, millones de gracias. Poder hacer de tu trabajo jornadas tan divertidas es un auténtico lujo, aunque sólo sea para desengrasar de tanta intensidad informativa diaria, que ya llegará eso.
Y por supuesto, gracias a Daniel Martín y Mauricio Peña, que con su ojo fino plasmaron las aventuras de estos personajes que se dejaron conocer un poquitín más. Fue un privilegio, señores.
Y el pasado domingo despedimos con cierta nostalgia las gamberradas del ‘Probando, probando’ dominical con otra víctima excepcional, Prada a tope, que se lo pasó como un niño en un parque no tan infantil, a ‘guantazos’ con su hijo Manuel...
A los ocho valientes, y a todas las personas que nos ayudaron para hacer posible cada una de estas entrevistas loquísimas, millones de gracias. Poder hacer de tu trabajo jornadas tan divertidas es un auténtico lujo, aunque sólo sea para desengrasar de tanta intensidad informativa diaria, que ya llegará eso.
Y por supuesto, gracias a Daniel Martín y Mauricio Peña, que con su ojo fino plasmaron las aventuras de estos personajes que se dejaron conocer un poquitín más. Fue un privilegio, señores.