18 de Marzo de 2023
Acoger un mundial de fútbol es algo histórico para el país anfitrión. No sólo por los aspectos estrictamente deportivos, sino también por motivos económicos y de imagen. Fíjense si es importante que hasta algunos países llegan a sobornar a los miembros de la Fifa para contar con su voto. Rusia y Qatar son el último ejemplo.

España y Portugal se aliaron y formaron la candidatura ibérica para intentar albergar el Mundial de Fútbol de 2030. Lejos queda ya el Mundial 82 y su inolvidable Naranjito. Independientemente de si se es más o menos futbolero, nadie puede negar los beneficios que aportaría a nuestro país y a nuestros vecinos portugueses convertir la península ibérica en un gran estadio. Pero eso sí, debería haber ciertos límites éticos que no deberían sobrepasarse. Los sobornos los descarto por descontado.

La solidaridad mundial que ha recibido Ucrania desde que fue invadida por Rusia llamó la atención de la candidatura ibérica, que vio como una oportunidad de marketing perfecta invitar al país ucraniano a ser también sede del Mundial. Esta decisión aportaba un valor añadido y único, con un gran componente emotivo. Una muy buena jugada para intentar marca el gol que dé la victoria en la deliberación final. Pero parece que Ucrania se quedará fuera de juego por la imputación al presidente de su federación de fútbol de un delito de malversación.

España y Portugal han vuelto a poner el balón del marketing en juego y ahora han fichado a Marruecos. El mensaje lanzado es que esta cita mundialista sería la primera en realizarse en dos continentes diferentes y que permitiría seguir estrechando lazos entre Europa y Africa. Habrá que esperar si la jugada acaba en gol o no, pero al menos a mí me ha causado sorpresa.

Venimos del Mundial de Qatar, que ha contado con una gran oposición por permitir que un país que vulnera los derechos humanos utilice el fútbol para blanquear su imagen y ahora España y Portugal se alían con Marruecos. Evidentemente Marruecos no es Qatar, pero los índices de su calidad democrática dejan mucho que desear. La utilización que hacen de vidas humanas para chantajear a España y tensionar nuestras fronteras es sólo un ejemplo de cómo se las gasta nuestro país vecino. Habrá quienes digan que precisamente el fútbol servirá para avanzar en libertades en Marruecos, pero permítanme que lo ponga en duda. ¿O es que creen que Qatar una vez pasado el Mundial se ha convertido en el gran paradigma de la libertad y respeto a los derechos humanos? El fútbol tiene su magia, pero no le pidamos que haga milagros.