24 de Junio de 2016
Han trasladado a Villanubla a Triana y Montserrat. La versión oficial dice que «por motivos de seguridad», tras haber concedido una entrevista a este periódico. La oficiosa, la que se repite en cualquier prisión de este país en casos tan mediáticos, deja claro que el traslado a una cárcel más dura –pequeña y obsoleta– obedece al castigo de Instituciones penitenciarias por no haberles ayudado a esclarecer cómo se les pudo colar una periodista y grabarlo todo.

Hace unos días, dos inspectores de IP se desplazaron a Mansilla para poner orden. Revisaron decenas de grabaciones, hablaron con todos los funcionarios que trabajaron en los días en que sospechan que se hicieron las fotos y se reunieron con las condenadas por el asesinato de Carrasco, a quienes ofrecieron elegir centro penitenciario si «colaboraban». Pero ellas no sabían, así que no pudieron contar. Aun así, en Villahierro les cayó un nuevo parte disciplinario, como si no fuera evidente que no fueron ellas las que grabaron. ¿Que queréis ir al norte, a una prisión moderna, abierta, con más actividades? Pues a Valladolid.

En un país cuyo ministro del Interior es incapaz de garantizar la seguridad en su propio despacho (¿cuántos más le habrán grabado? ¿y Rato?), Instituciones penitenciarias no sabía cómo parir un informe que calme furias... Lo que ocurre es que a veces llegan a una cárcel para investigar un problema y se topan con marrones infinitamente más graves. Y entonces optan por enterrarlos todos y confiar en que nada trascienda. Y se vuelven a Madrid, tan pichis.