El 'pin parental' en el ojo de halcón

30 de Enero de 2020
"De aquellos polvos vienen estos lodos". La mayor parte de los males actuales en el mundo de la educación son la consecuencia de descuidos y errores previos. Si en 2016 se hubiera materializado el pacto educativo que Ángel Gabilondo estuvo a punto de alcanzar no nos veríamos ahora metidos en tantos charcos. Menos mal que la ministra de educación ha quedado liberada de la portavocía del gobierno y le quedará más tiempo para apagar tantos fuegos como se le acumulan: derogación de la Lomce, los deberes, la enseñanza de la religión, el móvil en las aulas, el calendario escolar, la elección de centro docente, las irregularidades en el Informe Pisa español, el bilingüismo, la selectividad única… y últimamente el ‘pin parental’.

Este tema, aunque parezca poco importante, creo que va a traer mucha cola. Tampoco es ninguna novedad. Los directores de institutos estamos muy acostumbrados a recibir en el despacho a los padres de niños de la ESO escandalizados de lo que sus hijos comentaban en sus casas que les habían mostrado y exhibido en la hora de la tutoría. En las campañas de sensibilización de la Cruz Roja Juventud venían al centro en las horas de tutoría un grupo de jóvenes profesionales y bien preparados que trataban de hacer llegar a los alumnos de ESO información afectivo-sexual y conmemorar fechas significativas como el 25 de noviembre, día internacional para la eliminación de la violencia contra la mujer, o el 1 de diciembre, día mundial de la respuesta al sida. Son temas delicados que normalmente provocaban la reclamación por lo que los padres consideraban un escándalo. Nuestra misión era y es aplacar con paciencia y cuidado aquellas protestas.

Con este caldo de cultivo es muy fácil entender la transcendencia que ha tenido y que puede llegar a tener este asunto. Tengo dudas razonables por lo que me limitaré a exponer las posturas sin dar mi opinión, pero escribo cada semana sobre temas educativos y no puedo ‘esconderme’ ahora. Deseo dejar muy claro que no estoy de acuerdo, por supuesto, en que se mezcle la educación con la política hasta el extremo de que el ‘pin parental’ sea moneda de cambio para apoyar el gobierno de una comunidad. La polémica se inicia por la decisión del Gobierno de la Región de Murcia de permitir el ‘pin parental’ en sus centros educativos como exigencia de Vox para apoyar los presupuestos autonómicos.

Vox ha diseñado una campaña para promocionar, divulgar y poner en las manos de los padres el ‘pin parental’, una solicitud que va dirigida a los directores de los centros educativos en los que estudian sus hijos y con tal instancia solicitan a la dirección que les informe previamente, a través de una autorización expresa sobre cualquier materia, charla, taller o actividad que afecte a cuestiones morales socialmente controvertidas o sobre la sexualidad, que puedan resultar intrusivos para la conciencia y la intimidad de sus hijos, de tal modo que como padres puedan conocerlas y analizarlas de antemano, reflexionar sobre ellas y en base a ello dar su consentimiento o no, para que su hijo asista a dicha formación. Y lo justifican por el adoctrinamiento en ideología de género que sufren los menores en los centros educativos, en contra de la voluntad y contra los principios morales de los padres, a través de contenidos curriculares en asignaturas, actividades tutoriales, talleres y clases sobre ideología de género, así como una educación afectivo sexual.

La respuesta no se hizo esperar. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha escrito en su cuenta de la red social Twitter: «El ‘pin parental’ vulnera el derecho de los niños y niñas a la educación. Se trata de un derecho fundamental, de un derecho constitucional. Por eso, el Ministerio de Educación recurrirá ante los tribunales la decisión del Gobierno de la Región de Murcia. Seremos firmes». En la rueda de prensa posterior al segundo Consejo de Ministros del nuevo gobierno la ministra portavoz María Jesús Montero se presentó acompañada por otras dos ministras, la titular de Educación, Isabel Celaá, y la de Igualdad, Irene Montero. La portavoz aseguró que el Ejecutivo ha remitido a la Consejería de Educación de la Región de Murcia un requerimiento para que retire el uso del ‘pin parental’ de los centros educativos, que está vigente desde el inicio del curso 2019-20. La titular de Igualdad anunció que va a solicitar su comparecencia en el Parlamento porque entiende que el pin parental supone una ruptura del Pacto de Estado contra la Violencia de Género y cuestiona la libertad de enseñanza en determinados valores. Para ella «los hijos e hijas de padres y madres machistas tienen el mismo derecho a ser educados en valores igualitarios, en libertad y en feminismo, de amar a quien quieran y cuando quieran». Por su parte la titular de Educación amenazó con recurrir a los tribunales si Murcia no da marcha atrás con su iniciativa educativa porque el pin parental vulnera el derecho fundamental de los niños a ser educados. Es un instrumento de censura educativa que no podemos tolerar en nuestras escuelas. Vulnera el derecho fundamental a la educación, que pertenece a cada persona desde su nacimiento. Llegó a decir que «no podemos pensar que los hijos pertenecen a los padres».

Las dos posturas son claras e irreconciliables, sin término medio. Aquí no puede haber empate. Parece que deberán ser los tribunales los que den la razón a unos u otros. Mientras llega esta sentencia se multiplican las tertulias, coloquios y debates televisivos. Propongo que confiemos en la justicia y esperemos mirando a la pantalla en este ‘match ball’ del ‘pin parental’ para comprobar si el ojo de halcón de los jueces confirma que ‘la bola entró’ a favor de Vox o a favor del Gobierno.