Un total de 110 profesionales sanitarios fueron agredidos mientras desempeñaban su actividad en los hospitales y centros de Atención Primaria de la provincia de León durante el pasado año. Fueron concretamente 90 los episodios violentos en los que se vieron involucrados estos profesionales. Ello supone un fuerte repunte con respecto a 2016, ya que entonces fueron 59 agresiones y 69 trabajadores afectados. La situación puede calificarse como muy grave, ya que los datos que hoy publica este periódico y que corresponden al pasado ejercicio son los más elevados de los últimos siete años. Se ha experimentado por tanto un fuerte repunte después de varios ejercicios en la que las agresiones al personal sanitario habían experimentado una tendencia a la baja. Los sindicatos reclaman habitualmente a los responsables políticos la adopción de medidas preventivas y coercitivas eficaces, como sería a su juicio la presencia de seguridad privada en los centros, especialmente en los servicios en los que se suele registrar un mayor número de agresiones de este tipo según las estadística (son concretamente Psiquiatría y Urgencias). Los pacientes han de ser verdaderamente pacientes y tener en cuenta que los recortes experimentados durante los peores años de la crisis han derivado en muchas ocasiones en que los profesionales de la sanidad no puedan ejercer su labor en las mejores condiciones, por lo que la violencia no puede ser una solución.