Una de las críticas más habituales que solemos recibir quienes nos dedicamos al noble oficio del periodismo es nuestra predisposición a darle más importancia a las noticias negativas que a las positivas. «Lo malo vende más», nos suelen decir, al tiempo que nos culpa, que es lo que le suele pasar siempre al mensaje, de la corriente de pesimismo y de muchos de los problemas de nuestra sociedad. En una provincia como León, aunque uno quiera ser optimista, aunque uno quiera vender alegría al lector, espectador, oyente o usuario, forzar las noticias positivas sería poco menos que falta a la verdad o que vivir alejado de la realidad. Por mucho que uno quiera alejarse de la tendencia negativa, lo cierto es que la actualidad es terca, en detalles, en anuncios, en operaciones judiciales y también en lo que se refiere a la estadística. Las cifras son las más tercas, con mucha diferencia. Y en lo que se refiere al Instituto Nacional de Estadística y a la provincia de León, lo cierto es que en muy pocas ocasiones puede uno titular de forma positiva. La última, el censo de población al pasado 1 de enero, que indica que cada día del pasado año 15 leoneses se fueron de su tierra. Son 32.200 menos que antes de la crisis, y la sangría poblacional parece imparable porque la caída va en aumento año tras año. ¿De verdad alguien cree que la culpa es de los periodistas?