En un mismo periódico, como es el caso del que tiene usted ahora mismo entre las manos, se pueden encontrar noticias completamente contradictorias entre sí. Es el caso de la apuesta del Ayuntamiento de León por el coche eléctrico, ese invento que parecía que iba a revolucionar el transporte en el siglo XXI y que iba a reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera pero que no termina de cuajar, ahora que todo el mundo dice que el futuro van a ser los vehículos autónomos. Lo cierto es que la ciudad de León tendrá ocho nuevos puntos de recarga, y en esa apuesta a menudo se nos olvida que el precio la luz no deja de subir y subir, con lo que, dentro de unos cuantos años, el ahorro va camino de serlo tan sólo para el medio ambiente, no tanto para el conductor. Pero dentro del mismo periódico puede el lector encontrar la noticia protagonizada por los alcaldes de los municipios mineros, que vuelven a insistir en la idea de que el carbón puede ser la herramienta para que el precio de la luz no siga subiendo, sobre todo si mantiene en el mix energético nacional la importancia que tuvo en tiempos pasados. Especialmente sangrante resulta en las cuencas mineras que aumente el precio de la luz y que tengan que ver cómo pasan camiones con carbón extranjero camino de las centrales térmicas para generar la energía necesaria.