La fase del civismo

Después de exigir lo máximo a los políticos o la Sanidad, que ha cumplido con creces, la propia sociedad debe ser la que dé un paso al frente y actúe con responsabilidad en la fase 3 que hoy se inicia o después del fin del estado de alarma dentro de una semana

Un amigo sin mascarilla no es un amigo en esos momentos y con educación se debe recriminar su actuación
15 de Junio de 2020
Llega la fase 3 y en una semana concluye el estado de alarma que desde mediados del ya lejano mes de marzo ha condicionado nuestras vidas. Pero estos cambios no suponen el fin de un problema que es sanitario, y ya se sabe que con la salud no se juega. Llegan épocas en las que de forma progresiva, y seguramente que nos parecerá lenta, se irán devolviendo formas de vida que durante meses hemos visto prohibidas por el bien de todos. Una pandemia es algo que resulta desconocido para todo el mundo y un confinamiento ha sido una dura experiencia que va a ser difícil de olvidar. El regreso de muchas actividades y de una mayor libertad debe suponer que los propios ciudadanos sean los que tomen la iniciativa de luchar contra el virus. El uso de la incómoda mascarilla es por ejemplo una situación que no debemos olvidar. Muchos pensarán que no vale para nada, pero es peor ir sin ella, y el daño que se hace no es a uno mismo, porque ahí cada uno podría decidir, si no a los que están cerca. El contagio a un amigo por no llevarla y que éste pierda a algún familiar por la enfermedad son situaciones que no se desean a nadie y por ello, siempre con la educación por delante, se debe recriminar su actuación y alejarse del mismo. Lo mismo si un bar no cumple la distancia mínima de las mesas por querer poner una más, no se debe entrar y sí favorecer al que cumple las normas. Esos son ejemplos de actuaciones que los ciudadanos deben tomar ahora y evitar buscar resquicios en las normas. Es el momento de luchar unidos.