Entre las muchas reivindicaciones que tiene esta tierra y que se podría calificar de históricas, una de ellas era la creación de un nuevo juzgado de primera instancia. La carga de trabajo que tienen que soportar los profesionales del sector, a parte de una situación laboral verdaderamente compleja, supone que los retrasos se vayan aculumando, con lo cual los afectados son todos los leoneses que, por unos motivos u otros, tienen que acabar pasando por el juzgado. Ayer, al fin, el Consejo de Ministros aprobó, a instancias del Consejo General del Poder Judicial, la creación de un nuevo juzgado de primera instancia en León, que será el número 11. Se ha hablado mucho de la necesaria modernización de la administración judicial, y también de que la eficacia de algunas de las medidas que se han puesto en marcha (tales como el expediente digital o el programa que unifica los datos) no ha sido la esperada, pero en este caso no se trata de un problema de medios arcaicos, sino simplemente de volumen. De la puesta en marcha cuanto antes de este nuevo juzgado depende en buena medida que dejen de acumularse retrasos y que jueces, secretarios y administrativos de la justicia puedan desarrollar su trabajo en mejores condiciones, algo que, a pesar de que algunos no lo vean, termina repercutiéndonos para bien a todos los demás.