El 31 de diciembre de 1987 –lo hablamos aquí mismo, si recuerdas, hace ya tiempo– se cerraba la presa del embalse de Riaño después de que, meses antes y en un ambiente militarizado, los vecinos hubieran tenido que abandonar sus casas, que fueron reducidas a escombros. De esta forma se materializaba un proyecto aprobado en 1963 –casi un cuarto de siglo antes– y relanzado a mediados de la década de 1980, ‘ahogando’ así a nueve pueblos.
Pero, a pesar de todo, Riaño ha sido capaz de volver a ‘florecer’, como lo hacen miles de capilotes –narcisos– cada primavera. Y, entre otras cosas, ha sabido convertir el pantano en un importante recurso turístico… que puedes recorrer en barco; y es –créeme– una muy grata experiencia.
El viaje por los ya conocidos como ‘Fiordos leoneses’, que dura alrededor de una hora, comienza en el puerto deportivo, en la cola del embalse, y finaliza en ese mismo lugar tras haber pasado sobre el viejo Riaño –sumergido a unos 65 metros de profundidad, a la altura del viaducto– o el valle de Anciles, y llegado hasta cerca la presa. Y, durante el trayecto, un vídeo te permite hacerte una composición de lugar, explicación complementada por el patrón del barco que, además, es del pueblo, y eso se nota…
El paisaje, como puedes imaginar, es espectacular, con las montañas haciendo las veces de ‘photocall’, y en donde puedes ver desde una ‘isla’ hasta un par de buitreras, además de la flora –hayas, robles…– y la fauna –si tienes suerte, corzos, rebecos… o incluso algún águila real– de la zona.
¡Ah! Y, al desembarcar, te regalan un par de pastas de mantequilla –de la tierra, claro–; todo un detalle.
Así que, ya sabes… Echa un vistazo a su web y llama para reservar. En estos días tiene salidas programadas pero, tras el puente de la Inmaculada, parará hasta Nochevieja; y, después, retomará de nuevo la actividad el 1 de marzo, coincidiendo con el ‘Antruido’, la celebración tradicional del carnaval para la que –ni que decir tiene– también merece la pena acercarse.
Pero, a pesar de todo, Riaño ha sido capaz de volver a ‘florecer’, como lo hacen miles de capilotes –narcisos– cada primavera. Y, entre otras cosas, ha sabido convertir el pantano en un importante recurso turístico… que puedes recorrer en barco; y es –créeme– una muy grata experiencia.
El viaje por los ya conocidos como ‘Fiordos leoneses’, que dura alrededor de una hora, comienza en el puerto deportivo, en la cola del embalse, y finaliza en ese mismo lugar tras haber pasado sobre el viejo Riaño –sumergido a unos 65 metros de profundidad, a la altura del viaducto– o el valle de Anciles, y llegado hasta cerca la presa. Y, durante el trayecto, un vídeo te permite hacerte una composición de lugar, explicación complementada por el patrón del barco que, además, es del pueblo, y eso se nota…
El paisaje, como puedes imaginar, es espectacular, con las montañas haciendo las veces de ‘photocall’, y en donde puedes ver desde una ‘isla’ hasta un par de buitreras, además de la flora –hayas, robles…– y la fauna –si tienes suerte, corzos, rebecos… o incluso algún águila real– de la zona.
¡Ah! Y, al desembarcar, te regalan un par de pastas de mantequilla –de la tierra, claro–; todo un detalle.
Así que, ya sabes… Echa un vistazo a su web y llama para reservar. En estos días tiene salidas programadas pero, tras el puente de la Inmaculada, parará hasta Nochevieja; y, después, retomará de nuevo la actividad el 1 de marzo, coincidiendo con el ‘Antruido’, la celebración tradicional del carnaval para la que –ni que decir tiene– también merece la pena acercarse.