Deshojar la Margarita

28 de Abril de 2022
Si Pedro Sánchez dejara caer a Margarita Robles para salvar la legislatura reforzaría esa crítica recurrente de ser capaz de cualquier cosa por mantenerse en La Moncloa. La tormenta por el presunto espionaje a políticos catalanes ha abierto un abismo entre los socios del gobierno que ha devuelto el protagonismo a la ministra de Defensa, diana pendiente de la ira independentista y podemita. Robles, dulcemente férrea, dama de la serena consistencia es la evidencia de que la fortaleza no se ve de perfil y puede arraigar marcial en un cuerpo quebradizo.

No hay mejor cartera para ella que el Ministerio de Defensa. Margarita es la última defensa del socialismo de Estado, el único dique ante las derivas sanchistas, las solitarias lágrimas gubernamentales frente los muertos de la pandemia y la conciencia de un ejecutivo secuestrado por sus dependencias. La leonesa es la garantía postrera de la ciudadanía en el Consejo de Ministros, feminista de hechos en vez de pancartas y pacifista cabal en este mundo complejo y peligroso. Tanto, que lo incoherente es que siga formando parte de este gobierno en el que debe creer bastante poco.

La crisis del Pegasus se ha convertido en la mejor oportunidad de ERC, Junts, Bildu y Podemos para derribar a Margarita Robles y quitarse de en medio la principal resistencia a la carcoma constitucional a la que someten a Sánchez. Si, como evidencia la web de Ómnium Cultural, el independentismo sabía del espionaje desde enero quizá el objetivo de este ataque no sea matar la legislatura si no despejar el camino forzando la destitución de la única ministra que levanta la voz en defensa de la unidad del Estado y la Constitución. Espetaba Robles en la sesión de control: «¿Qué tiene que hacer el Estado cuando alguien declara la independencia?». No sé si la respuesta es espiarle, pero seguro que lo que no debe hacer un presidente es entregarle la gobernabilidad de España. De eso sí es culpable y cómplice Margarita.