Tal y como están los tipos de interés y con una inflación al 1.6%, muchos ahorradores se preguntan qué hacer con su dinero. Quizás sea el momento de dar un pequeño salto y convertirnos en inversores.
Si tuviera que mencionar algunos conceptos esenciales para ser un buen inversor, en primer lugar, hablaría del ahorro periódico: destinar mensualmente una cantidad fija para invertirla, porque así obtenemos las ventajas del interés compuesto, es decir la reinversión de los beneficios. Por ejemplo, con solo empezar 10 años antes a invertir, la plusvalía generada por la reinversión puede ser de casi el doble.
Además, hemos de minimizar el riesgo. Hay dos maneras claras de reducirlo: con el tiempo, poniendo la vista en el medio y largo plazo; y con la diversificación: invirtiendo en diferentes activos y en diferentes áreas geográficas.
Después, el famoso conócete a ti mismo. Antes de empezar a tomar decisiones de inversión es importante realizar un análisis de nuestro perfil de riesgo. Hemos de responder a cuestiones como: cuál es la finalidad de nuestra inversión, cuál es la rentabilidad esperada, el horizonte temporal o nuestra capacidad de asumir riesgos. Reflexionando sobre estas cuestiones, sabremos cómo es nuestro perfil de inversor y, entonces, y solo entonces, escogeremos los productos financieros que sean más adecuados a nosotros.
Como actualmente en España por cada 6 contribuyentes hay 4 pensionistas o parados que reciben prestación pública, es evidente que se hace necesaria planificar un complemento a la pensión pública para asegurar ese bienestar tras la jubilación.
Por último, los Fondos de inversión: conseguimos esa diversificación de la que hablábamos antes; la mayoría de los fondos hacen reinversión automática de los rendimientos generados por lo que obtenemos los beneficios del interés compuesto; sin tributación fiscal en los traspasos entre fondos; una gestión profesional por parte de especialistas que solo se dedican a eso y transparencia en las comisiones y en los activos invertidos. Una buena cesta de fondos de inversión, adecuadas a nuestro perfil de riesgo, con un horizonte temporal a medio y largo plazo es una garantía de éxito.
Y sin olvidar añilar todo con un poquito de slow finance: filosofía de inversión que se resume en tener serenidad y buen criterio, toda una actitud ante la vorágine de información de los mercados.
Si tuviera que mencionar algunos conceptos esenciales para ser un buen inversor, en primer lugar, hablaría del ahorro periódico: destinar mensualmente una cantidad fija para invertirla, porque así obtenemos las ventajas del interés compuesto, es decir la reinversión de los beneficios. Por ejemplo, con solo empezar 10 años antes a invertir, la plusvalía generada por la reinversión puede ser de casi el doble.
Además, hemos de minimizar el riesgo. Hay dos maneras claras de reducirlo: con el tiempo, poniendo la vista en el medio y largo plazo; y con la diversificación: invirtiendo en diferentes activos y en diferentes áreas geográficas.
Después, el famoso conócete a ti mismo. Antes de empezar a tomar decisiones de inversión es importante realizar un análisis de nuestro perfil de riesgo. Hemos de responder a cuestiones como: cuál es la finalidad de nuestra inversión, cuál es la rentabilidad esperada, el horizonte temporal o nuestra capacidad de asumir riesgos. Reflexionando sobre estas cuestiones, sabremos cómo es nuestro perfil de inversor y, entonces, y solo entonces, escogeremos los productos financieros que sean más adecuados a nosotros.
Como actualmente en España por cada 6 contribuyentes hay 4 pensionistas o parados que reciben prestación pública, es evidente que se hace necesaria planificar un complemento a la pensión pública para asegurar ese bienestar tras la jubilación.
Por último, los Fondos de inversión: conseguimos esa diversificación de la que hablábamos antes; la mayoría de los fondos hacen reinversión automática de los rendimientos generados por lo que obtenemos los beneficios del interés compuesto; sin tributación fiscal en los traspasos entre fondos; una gestión profesional por parte de especialistas que solo se dedican a eso y transparencia en las comisiones y en los activos invertidos. Una buena cesta de fondos de inversión, adecuadas a nuestro perfil de riesgo, con un horizonte temporal a medio y largo plazo es una garantía de éxito.
Y sin olvidar añilar todo con un poquito de slow finance: filosofía de inversión que se resume en tener serenidad y buen criterio, toda una actitud ante la vorágine de información de los mercados.