La frase —"el día que e jodió Perú"—más que una irreverencia es un clásico de la literatura, la pronunció Zavalita en ‘Conversación en la Catedral’, de Mario Vargas Llosa y ha saltado de conflicto en conflicto, de pérdida en pérdida. Ytambién le viene, como anillo al dedo, al Valle de Sabero, donde la minería «se jodió» para siempre, ahora hace 25 años. En 1991. «El año que se jodió Sabero».
Podría haber tres días para la frase. Amediados de octubre cuando los trabajadores de Hulleras de Sabero y Anexas (HSA) decidieron en referéndum el cierre de la empresa a final de año;el día de Santa Bárbara, hoy hace 25 años, cuando la fiesta tenía tanto aire de fiesta como de funeral; y ese 31 de diciembre cuando la salida al exterior de los mineros del último relevo bajaba definitivamente la trapa de la centenaria empresa y ponía fin a la minería en un valle que había casi únicamente de ella.
No fue la del año 1991 la festividad de Santa Bárbara más feliz para el Valle, ni mucho menos, entre los vecinos, una gran mayoría vinculados a la minería, estaba el recuerdo reciente del referéndum en el que los propios trabajadores habían votado el fin de la minería para el 31 de diciembre. El sermónde Julio de Prado, el párroco de Sabero, fue un canto de despedida a la mina.
No es fácil entender hoy la votación del fin de la minería, no era fácil entonces pero habría que recordar algunas cosas. La primera, y fundamental, la palabra de moda entonces:Reindustrialización. Bien parecía que Míster Marshall iba a lanzar billetes desde los aviones. Una indemnización entre 4 y 7 millones por trabajador... y la posibilidad de seguir trabajando en un lugar que iba a ser la meca de la industria...
Los trabajadores votaron sobre promesas y quimeras. La empresa había contratado a los mejores expertos nacionales en desmantelar empresas. Y así salió.
Vayamos a cinco años más tarde, a 1996, hace exactamente veinte años. También a Santa Bárbara. Por estas fechas varios periódicos, incluso nacionales como El País, visitaron el Valle para ver cuál era la realidad del mismo. Y la realidad es que la reindustrialización había sido una gran mentira, que el valle era un lugar triste y despoblado, que la mayoría de los mineros no habían encontrado aquel maná prometido.
Con números se entiende mejor. La empresa tuvo más de 700 trabajadores, cerca de 500 en aquel 1991 del cierre ¿Cuántos trabajaban en las empresas que llegaron al Valle?¿El 100%, el 90%, sólo había llegado al 80%...?
- 34, la respuesta es 34.
- ¿El 34%?
- No, 34, treinta y cuatro mineros habían encontrado trabajo.
Así se contundente. Veinte en una fábrica de envases de aluminio, 7 en Maderas Prado, 3 en una empresa de champiñones y 4 (dos matrimonio)en una de setas.
¿Y los 75.000.000 millones, cómo mínimo prometidos para la reindustrialización del Valle? Esa pregunta me parece que sigue sin responder.
Y los mineros ya sabían que era mentira todo lo dicho y algunos habían vuelto a trabajar en la mina: "Dejamos la mina, al lado de casa,y ahora vamos a trabajar a Villablino... qué locura", lamenta Alfredo Díez, minero otra vez. Algunos han tenido más suerte y "sólo" van hasta Ciñera o Santa Lucía, los hay que han pasado de una mina "grande" a chamizos de la comarca, a Barruelo...
- Una gran mentira;dicen los mineros que fueron de HSA.
Y los dueños de los bares recuerdan cuando vendían 300 cafés por la mañana a los mineros que iban para un pozo o a los que salían de otro turno.
Alfredo lo resume cuando le preguntan:"Santa Bárbara maldita".
Podría haber tres días para la frase. Amediados de octubre cuando los trabajadores de Hulleras de Sabero y Anexas (HSA) decidieron en referéndum el cierre de la empresa a final de año;el día de Santa Bárbara, hoy hace 25 años, cuando la fiesta tenía tanto aire de fiesta como de funeral; y ese 31 de diciembre cuando la salida al exterior de los mineros del último relevo bajaba definitivamente la trapa de la centenaria empresa y ponía fin a la minería en un valle que había casi únicamente de ella.
No fue la del año 1991 la festividad de Santa Bárbara más feliz para el Valle, ni mucho menos, entre los vecinos, una gran mayoría vinculados a la minería, estaba el recuerdo reciente del referéndum en el que los propios trabajadores habían votado el fin de la minería para el 31 de diciembre. El sermónde Julio de Prado, el párroco de Sabero, fue un canto de despedida a la mina.
No es fácil entender hoy la votación del fin de la minería, no era fácil entonces pero habría que recordar algunas cosas. La primera, y fundamental, la palabra de moda entonces:Reindustrialización. Bien parecía que Míster Marshall iba a lanzar billetes desde los aviones. Una indemnización entre 4 y 7 millones por trabajador... y la posibilidad de seguir trabajando en un lugar que iba a ser la meca de la industria...
Los trabajadores votaron sobre promesas y quimeras. La empresa había contratado a los mejores expertos nacionales en desmantelar empresas. Y así salió.
Vayamos a cinco años más tarde, a 1996, hace exactamente veinte años. También a Santa Bárbara. Por estas fechas varios periódicos, incluso nacionales como El País, visitaron el Valle para ver cuál era la realidad del mismo. Y la realidad es que la reindustrialización había sido una gran mentira, que el valle era un lugar triste y despoblado, que la mayoría de los mineros no habían encontrado aquel maná prometido.
Con números se entiende mejor. La empresa tuvo más de 700 trabajadores, cerca de 500 en aquel 1991 del cierre ¿Cuántos trabajaban en las empresas que llegaron al Valle?¿El 100%, el 90%, sólo había llegado al 80%...?
- 34, la respuesta es 34.
- ¿El 34%?
- No, 34, treinta y cuatro mineros habían encontrado trabajo.
Así se contundente. Veinte en una fábrica de envases de aluminio, 7 en Maderas Prado, 3 en una empresa de champiñones y 4 (dos matrimonio)en una de setas.
¿Y los 75.000.000 millones, cómo mínimo prometidos para la reindustrialización del Valle? Esa pregunta me parece que sigue sin responder.
Y los mineros ya sabían que era mentira todo lo dicho y algunos habían vuelto a trabajar en la mina: "Dejamos la mina, al lado de casa,y ahora vamos a trabajar a Villablino... qué locura", lamenta Alfredo Díez, minero otra vez. Algunos han tenido más suerte y "sólo" van hasta Ciñera o Santa Lucía, los hay que han pasado de una mina "grande" a chamizos de la comarca, a Barruelo...
- Una gran mentira;dicen los mineros que fueron de HSA.
Y los dueños de los bares recuerdan cuando vendían 300 cafés por la mañana a los mineros que iban para un pozo o a los que salían de otro turno.
Alfredo lo resume cuando le preguntan:"Santa Bárbara maldita".