Niños que descubrieron que sonaba la pipa de sabugo

Moisés y Domingo, los Gaiteros de Corporales, son los nombres de músicos de Cabrera más reconocidos fuera de la comarca. Son muchas décadas de música

Iván M. Lobo / Fulgencio Fernández
20 de Julio de 2017
Domingo Liébana, compañero inseparable de Moisés durante muchos años.
Iniciar un recorrido, del tipo que sea, siempre presenta alguna complicación, o muchas ¿Qué significa el primer elegido? ¿Conlleva un orden de importancia?

La situación podría plantearse también en este repaso en varios capítulos de la Música Tradicional en Cabrera pero no es el caso. El espíritu del recorrido es exactamente el contrario, buscar, recoger, reconocer, homenajear a todos aquellos músicos tradicionales, más o menos o conocidos, que mantuvieron viva la llama de la música, de su música, en Cabreira, que dirían ellos.

A la hora de iniciar el recorrido, de poner los primeros nombres, hemos pensado en algunos detalles. Después de hablar con musicólogos —Miguel Manzano...—, de acudir a archivos sonoros —como el de la Tradición Oral de Joaquín Díaz—, a las hemerotecas y unir los nombres de Cabrera y la música tradicional siempre aparecen Moisés Liébana, Domingo Losada (curiosamente hoy se cumplen cuatro años de su fallecimiento), la Danza de Nabucodonosor, Los Gaiteros de Corporales, el pueblo de Moisés y Domingo... Y si ellos fueron buenos embajadores de Cabrera, músicos que dejaron su huella y su recuerdo, bueno es comenzar a hacer el camino con ellos, sabiendo que en ese camino hubo muchos más. No hay más que acudir al ‘elenco’ de la fiesta de Cabrera de 2015 en Nogar donde la organización homenajeó aun largo listado de músicos que aparecían en su cartel y en el que participaron ese día las formaciones de Quintanilla de Yuso, de Corporales y Pombriego.

Son Moisés y Domingo dos buenos ejemplos de músicos tradicionales. Cabreireses de Corporales, apegados a sus pueblos, músicos y vecinos. Falleció Moisés en 2011 y Domingo en 2013, lo que nos permitió haber mantenido con ellos y largas jugosas conversaciones, haber conocido su pasión por la música y su forma de vivirla. Cuenta Manuel San Mateo, un histórico de la música tradicional leonesa, una anécdota que nos habla de cómo vivía esta gente la música. Se remonta a 1984. «Aconsejado por el cura de la Baña y acompañado de mis colegas de andanzas musicales de entonces, fui en busca de un gaitero mítico de nombre Moisés Liébana Voces. Aquella primera vez, no llegamos a Corporales, ya que en el alto de Peña Aguda escuchamos una gaita, la de Moisés, que entretenía su vecera con el ganado con su querido instrumento. Siempre tendré ese recuerdo guardado como un tesoro. Los canales romanos, el paisaje descarnado, las urces, la pizarra y la música que nacía de las propias montañas, que se fusionaba con ellas, de una forma más perfecta que cualquier banda sonora de película o reportaje».

No le falta razón. La imagen ya es un gran reportaje, ya nos habla del cabreirés que lleva la gaita a pastorear el ganado, tal vez recordando que así nació todo, pues él repetía siempre la anécdota de cómo entró en contacto con la música. Así nos lo contaba para el libro ‘Personajes leoneses’: «Era todavía un niño cuando iba al monte con la veceira de ovejas y cabras y necesitaba matar el tiempo. Corté un sabugo (saúco le llaman en otras tierras) y me hice una pipa. No paré hasta que primero la hice sonar y después le fui arrancando notas. ¡Menudo descubrimiento para mí y menudas broncas de la abuela Juana! que decía que le levantaba la tapa de los sesos». Recordaba que empezó con 7 años y a los 10 «todas las canciones que escuchaba las acababa tocando».

Lo que era evidente es que había nacido una pasión. Fue dando nuevos pasos. Hasta los 16 años no se pudo comprar una gaita, «por 18 pesetas, no se me olvida», pero de la música no se vivía, sí del campo, y con el paso del tiempo utilizó aquella gaita como moneda para pagar una máquina de majar. «¡Cuántas veces me arrepentí!».
Su vida fue la vida de tantos cabreireses. Pelear en varios frentes. La ganadería, tuvo en los bajos de su casa una sala de baile muy recordada en la comarca, formó una orquesta y se pasó a un instrumento «más de orquesta», el saxofón. «Pero parece que estaba predestinado para la gaita y de tocar el saxo me salió un bulto en la boca ‘muy sospechoso’ y volví a la gaita».

Y repasada someramente la biografía de Moisés queda apuntada casi punto por punto la de su amigo Domingo Losada, compañero en los Gaiteros de Corporales, también en la orquesta con la que amenizaron tantas fiestas de la provincia, incluso tocó el saxo... Y con la música puesta hasta la muerte. Falleció el 18 de julio y una semana antes, en la Fiesta de Cabrera que aquel año se celebró en Truchas estuvo domingo con los gaiteros, con las nuevas generaciones, explicando los entresijos de esa ‘Danza de Nabucodonosor’ en cuya recuperación tanto tuvieron que ver...

Bien merecieron el título de Maestros Gaiteros que les concedió su pueblo en 2005 y la medalla de la provincia que les entregó (a Moisés a título póstumo) en 2011 la entonces presidenta de la Diputación, Isabel Carrasco.

Por suerte nos quedan un buen número de grabaciones de estos gaiteros de Corporales, desde la citada que recoge el Archivo de la Tradición Oral de Joaquín Díaz, a la cinta de cassete de 1977 realizada por Concha Casado y que recogía Vida y Cultura Españolas o la colección la Música Tradicional en Castilla y León que en 1992 grabó un Pasacalle y parte de la Danza del Rey Nabucodonosor. Y, sobre todo, en el año 2001, Discografía de León publicaba La música del viento, de Gaiteros de Corporales. Un trabajo importante pues en él participaban los citados Moisés y Domingo, pero también los familiares de Moisés que siempre le acompañaron y formaban parte del grupo así como los jóvenes que tocan con ellos.