'El último teitador', estrella del verano

Juan es el último del oficio en los Ancares; y en este verano de "mirar para adentro" todos han reparado en él. "Vale, pero esto se acaba"

Fulgencio Fernández
23 de Agosto de 2020
Juan en un reportaje cuando fue noticia por trabajar para Ridley Scott en ‘El reino de los cielos’. Está haciendo el culmen al veo. | ALBERTO LÓPEZ
Juan el de Burbia, Juan González Abella, ya no se ‘asusta’ cuando le solicitan para un reportaje pues se sabe «el último teitador», el resistente de un viejo oficio, pero tampoco pierde la retranca de su tierra.

- Te estás convirtiendo en una estrella del cine y la tele.
- Lo que quieras, pero esto se acaba; dice en referencia a su oficio.

Juan ha trabajado incluso para Rydley Scott, construyendo un par de edificios de época para la película ‘El reino de los cielos’ (en 2015) pero en este verano extraño, de «mirar para adentro» en todos los sentidos ‘el último teitador’ se ha convertido, como le dicen los vecinos, en una estrella. Esta pasada semana ha sido uno de los principales protagonistas de ‘Verano al sol’ (en La 1), en la lista de espera está ‘Ruralitas’, de La 2; ya le han grabado para un documental, reportajes en prensa... y él a lo suyo.

- Pero esto se acaba.

En unos reportajes explica su trabajo, en otros hace una demostración, en otros recuerda los viejos tiempos de tantas pallozas... «Ahora sí que ya somos los últimos, de esta vertiente de León quedamos dos, un ayudante y yo, en Burbia, y de la parte de Lugo otros dos, en Piornedo, casi nos llaman más para la tele que para reteitar, porque también se van acabando las pallozas».

Por suerte le van saliendo espontáneos que le echan una mano en la tarea de sacar adelante el reportaje. En Comando al sol fue Manuel Cadenas, «yo soy vecino de aquí y el pedáneo que le dicen, el presidente». Qué gracia tiene para explicar las pallozas, el pueblo y hasta el virus. «La cosa es muy rara; queremos que venga la gente... y no queremos, ya somos mayores y claro».

Les fue explicando cómo en tiempos se vivía en las pallozas, cómo se aprovechaba el calor de los animales y cómo ya hace años que ninguna está habitada. «Todas tienen nombre; ésta fue la casa de Palanquitos, pero hace 15 años que se jubiló, vendieron el ganado y marcharon». Y al explicar las estancias sale el pícaro que lleva dentro el buen paisano. «Esta cama grande es la del matrimonio joven, que estaba alejada de la de los hijos para que no se enteren cuando sus padres hacen los deberes». Y mira con picardía a ver si le entendieron lo de los deberes.

Antes de que se vayan les deja muy claro que él está «muy enamorado de su mujer. Si la ves, guapa, limpia, educada».

Y Juan sigue reteitando, también hace alguna broma: «Estoy quitando goteras, pero alguna habrá que dejar si no se me acaba el trabajo».

El ser los últimos les permite seguir haciendo el poco trabajo que queda pues las pallozas se van abandonando y se deterioran... «pero no se arreglan, ¿para qué?». Por suerte la Xunta de Galicia protege más y mejor estas construcciones y las subvenciona, lo que hace más viable que sigan en pie. Los teitadores de la vertiente leonesa trabajan más en la gallega que en la suya.

- ¿Son iguales las pallozas de la vertiente leonesa y la gallega?
- Parecidas. Es diferente el remate arriba, el cúlmen que le decimos, que en León se hace de albarda y en Piornedo al veo. Pero el trabajo es el mismo, y el mismo que hacían los teitadores dehace cien años.
- Por partes; decías que unas de albarda y otras al veo.
- Las de albarda se hacen con unos palos; y al veo con urces trenzadas.
- Y teitar en general, así en cuatro palabras.
- Por pedir que no quede. Primero hay que sacar la paja vieja e ir atando manojo a manojo; después cada 20 ó 25 centímetros vas echando un vincallo paso a paso hasta el cúlmen que decíamos, y allí lo haces al revés, vear para que no entre el agua, que por eso se dice al veo.
- Clarísimo.

Otro problema es conseguir el centeno para la cubierta, que no lo siembran en la tierra de las pallozas, donde prácticamente no lo hay y lo compran en La Cepeda. «Hay una familia en Magaz que es la que nos surte y nos prepara buen centeno... como nos falten».

Otra amenaza sobre el viejo oficio.

De las numerosas anécdotas que Juan González Abella guarda de su histórico oficio hay una también que le hizo saltar a las páginas de los periódicos, cuando trabajo para el director de cine Rydley Scott. «Estuvimos dos meses trabajando en Huesca, que es donde se rodó la película. Tuvimos que hacer cuatro pallozas gigantes y cuatro hórreos para un poblado».

- Se cuentan muchas historias de los directores de cine, casi de caprichos ¿Era muy exigente Scott?
- ¿Exigente? Exigentes los de Piornedo y Balouta y estos pueblos de Ancares; a él le servía con que pareciera un poblado, aunque fuera con paja vieja y, si hacía falta, lo pintaba o hacía agujeros. También trabajamos para un anuncio de coches, en el Pirineo.