El receso especial de Julio López Hernández

El escultor madrileño, genio del realismo, ofrece estos días sus clases magistrales en el programa Cian de Fabero

Diana Martínez
14 de Julio de 2017
Julio López Hernández participa ya en Fabero en el programa Cian en el que se dan cita diversos artistas nacionales. | D.M.
Volvió a Fabero a lo grande, en toda su dimensión. El escultor madrileño Julio López Hernández comparte de nuevo en la villa experiencia fomativa con los alumnos del Programa Artístico Cian, que impulsa el Ayuntamiento en colaboración con la Universidad Complutense, donde este jueves perfilaba, corregía y aconsejaba el trabajo de los artistas privilegiados que participan en los talleres coordinados por Soraya Triana, con los grandes genios de las artes que llegan a la villa minera de la mano del escultor y profesor faberense Tomás Bañuelos.

Una presencia muy especial para el pueblo de Fabero y también para un artista de primer nivel como es Julio López Hernández que, según reconoce «precisamente el hecho de que sean estos talleres veraniegos, sirven para que tanto el profesor como el alumno tomen un receso, se aparten un poco de la realidad y se produce un encuentro muy interesante donde se espera que fructifiquen cosas».

Hay concentración, silencio y paz en la sala del recinto ferial de Fabero mientras el grupo de alumnos artistas reciben las clases magistrales del escultor para moldear un desnudo en barro, con la modelo en vivo. «No hay un trabajo excesivo, no se trata de agotarnos, se trata de que un artista maduro como yo les diga como ha sido su vida, no son clases ordinarias, hay una comunicación interna muy personal, hay más reflexión. Los alumnos lo aprecian mucho y se da un agradecimiento muy notable», relata el escultor, Premio Nacional de Artes Plásticas, entre otros muchos reconocimientos.

«Busco trasladarles no cómo hice las obras, sino por qué las hice. Les hago verlo a partir observaciones, unidas a los comentarios, que les da una dimensión diferente».
Pero aunque son un reducido grupo de alumnos ya formados en artes los que toman las clases magistrales, el programa Cian quiere convertir a Fabero en un foco artístico durante estos días y cuenta en su programa con conferencias abiertas al público en general. Unos actos a los que, poro a poco, la gente les va perdiendo el miedo.

Así, Julio López Hernández habló a los faberenses y visitantes de ‘El tiempo en la escultura’, «desde Grecia hasta los impresionistas», con las que quería llegar a toda esa gente, quizá sin una base formativa artística, perso sí con ganas de acercarse a estos artistas de primer nivel que visitan Fabero gracias al Cian. «Puede que sí o puede que no lleguen a hacerlo, o que yo me quede corto. Yo no soy un orador, voy a hacer unas interpretaciones personales que pueden o no coincidir con las de otros».

El público faberense respaldó al artista, que expresa sentirse en una etapa «casi final» de su carrera, aunque quien le admira no lo cree.Ahora, trabaja en «una versión de un boceto antiguo», una escultura «a la madre, a la mujer. Es una mujer encinta con un carro de la compra. Es un homenaje a todas las madres, que se va a situar en Valdepeñas quizá a la entrada de un supermercado. Tiene todo el sentido, tras celebrarse el año de la mujer trabajadora. Creo que la que más trabaja es la madre».La obra a la madre espera en su taller unos días, porque Julio López Hernández no ha querido faltar a esta cita, por segundo año consecutivo, en Fabero.