Un monje tibetano rodeado de tablets y teléfonos móviles inmortalizando la ‘espiritualidad exótica’ del momento fugaz. ¡Qué místico! La masificación del turismo nos presenta continuamente imágenes como esta, puede que la fotografía ya no esté en la perfección de esos monumentos solitarios sino en la nueva realidad que se presenta ante nosotros.