Tendrá que llegar el día en el que todos los hombres nos planteemos acabar con una costumbre que quizá para algunos sea un sacrificio pero que debería ser lo más normal del mundo evitarla. Porque cuando un grupo de hombres está en un bar, o en la calle, o donde sea, y pasa una mujer junto a ellos... ¿conseguiremos algún día que no le digamos nada como si no pudiéramos resistir la tentación de mostrar que somos los más valientes del mundo?¿No hemos pensado aún que hay cero posibilidades de que responsan positivamente a la apelación?