Sielva es mi pastor, nada me falta

Por Alejandro Cardenal

Alejandro Cardenal
21 de Abril de 2021
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No soy muy creyente. A decir verdad, soy más de cagarme en Dios que de ir a misa los domingos. Quizá sea por eso por lo que la vida me da tantas hostias. Hay que compensar el déficit.

Sí reconoceré algo. Las religiones, adoren a la deidad que adoren, saben montárselo bien. Aunque quizá les falte mejorar un poco el tema culinario —¿Qué es eso de no comer carne en Cuaresma o ayunar en el Ramadán?—, se lo han sabido montar bastante bien. Fiestas prácticamente una vez al trimestre, canciones pegadizas —el tráiler de ‘30 monedas’ que Youtube se empeña en calzarme a lo que me despisto un segundo me ha metido el «Vienen con alegría señor» hasta el encéfalo— y una retórica potente.

Hay pasajes de las, supuestamente, sagradas escrituras que hacen que ‘Juego de Tronos’ parezca ‘La Casa de la Pradera’. «Enviaré también contra vosotros bestias fieras que os arrebaten vuestros hijos, y destruyan vuestro ganado, y os reduzcan en número, y vuestros caminos sean desiertos», se dice en el Levítico, un órdago ante el que el Corán no se arruga. “A aquellos que no creen en nuestros versículos los quemaremos pronto en el fuego. Cada vez que sus pieles se consuman, les daremos otras pieles a cambio a fin de que gusten el castigo. ¡Alá es ciertamente poderoso y sabio! Casi nada.

A mí, que estudié en La Salle hasta los 16 años, siempre me llamó la atención aquello de «El señor es mi pastor nada me falta». Creo que eso pensará Bolo cada vez que ve a Sielva.

El centrocampista de la Deportiva volvió, por fin, y tardó menos de media en recordar por qué se le echaba tanto de menos. Además de que su sola presencia en el centro del campo hace mejor a todos los que le acompañan, este año está especialmente inspirado a balón parado y sus goles siempre dan puntos.

No es de extrañar que su ausencia haya coincidido con el frenazo berciano de las últimas jornadas. La única victoria en los seis partidos que el catalán no estuvo en el campo demuestra, con números, que a día de hoy es insustituible.

Su regreso, sin embargo, llega demasiado tarde. El calendario parece relativamente asequible. Esta semana llega al Toralín un Lugo cuesta abajo y sin frenos. Después toca visitar a Las Palmas, sin ningún objetivo claro, y recibir al Albacete, colista y prácticamente desahuciado. Algo más de vértigo dan los partidos ante Espanyol y Mallorca en las tres últimas jornadas, pero si ambos hacen los deberes, podrían enfrentarse a los bercianos con el ascenso directo en el bolsillo de forma matemática.

Entonces, ¿cuál es el problema? Que el margen de error es mínimo. Seis puntos con solo siete jornadas por delante parecen una brecha muy difícil de cerrar. Y ya sabemos que la Deportiva es muy dada a darnos alegrías y rescatar puntos que todo el mundo daría por perdidos, como la victoria ante el Almería con el equipo plagado de bajas; pero también a estrellarse ante rivales con un pie en el purgatorio.

Esperemos que la ‘resurrección’ de Sielva obre el milagro. Es nuestro pastor, nada nos falta.