No cabe duda de que la Cultural tiene un problema este año con los penaltis. En sólo 14 jornadas de liga ya le han señalado siete a favor, uno cada dos partidos de media, pero sólo cuatro de ellos acabaron en gol, siendo el de Calahorra el tercero que acababa sin premio y habiéndose fallado con él tres de los cuatro últimos lanzados.
Sin lanzador establecido desde el banquillo, pues ha sido habitual ver a varios jugadores intentando coger el balón para tirarlo según lo señala el colegiado, entre Dioni Villalba y Juan Carlos Menudo se han repartido hasta ahora los lanzamientos y tanto los aciertos como los errores.
Por lo que respecta a Dioni, anotó los dos primeros que lanzó, marcando desde el punto fatídico el que entonces suponía el 5-1 frente al Athletic B y el 2-0 frente al Guijuelo; pero después falló dos seguidos, ambos sin consecuencias en forma de puntos, en la victoria en el campo del Izarra cuando aún iban 0-0 en el marcador, y en el triunfo (2-0) frente al Leioa cuando el encuentro iba 1-0.
Dioni, que había metido los dos primeros, falló los dos siguientes. Menudo anotó 2 antes de fallar en Calahorra Las otras tres penas máximas las lanzó Menudo, que tras marcar el gol del empate frente frente al Unionistas y el 3-0 frente a la Real Sociedad B, en Calahorra se topó con el portero, que detuvo su lanzamiento e impidió que la Cultural se adelantara en lo que podría haber cambiado el signo del encuentro.
Andy Kawaya, siempre candidato a lanzarlo en esos intercambio de opiniones posteriores a la señalización, se antoja a corto plazo como la solución a esa maldición de los penaltis que ya vivió hace dos años la Cultural en su etapa en Segunda.
Y es que en esa temporada, en la que hay que recordar que se descendió empatado a puntos con la salvación y por el golaveraje, la escuadra culturalista falló tres de los siete lanzamientos de que dispuso, costando todos puntos a los de Rubén de la Barrera.
Así, ese año Rodri Ríos erró los dos que lanzó (en el 4-4 frente al Valladolid con la Cultural ganando 1-0 y en el 2-1 de Almería aún con el 0-0); mientras que Yeray marcó los tres primeros pero falló el cuarto en el partido en el que empataron 3-3 con el Granada; y Señé marcó el que tiró.
Sin lanzador establecido desde el banquillo, pues ha sido habitual ver a varios jugadores intentando coger el balón para tirarlo según lo señala el colegiado, entre Dioni Villalba y Juan Carlos Menudo se han repartido hasta ahora los lanzamientos y tanto los aciertos como los errores.
Por lo que respecta a Dioni, anotó los dos primeros que lanzó, marcando desde el punto fatídico el que entonces suponía el 5-1 frente al Athletic B y el 2-0 frente al Guijuelo; pero después falló dos seguidos, ambos sin consecuencias en forma de puntos, en la victoria en el campo del Izarra cuando aún iban 0-0 en el marcador, y en el triunfo (2-0) frente al Leioa cuando el encuentro iba 1-0.
Dioni, que había metido los dos primeros, falló los dos siguientes. Menudo anotó 2 antes de fallar en Calahorra Las otras tres penas máximas las lanzó Menudo, que tras marcar el gol del empate frente frente al Unionistas y el 3-0 frente a la Real Sociedad B, en Calahorra se topó con el portero, que detuvo su lanzamiento e impidió que la Cultural se adelantara en lo que podría haber cambiado el signo del encuentro.
Andy Kawaya, siempre candidato a lanzarlo en esos intercambio de opiniones posteriores a la señalización, se antoja a corto plazo como la solución a esa maldición de los penaltis que ya vivió hace dos años la Cultural en su etapa en Segunda.
Y es que en esa temporada, en la que hay que recordar que se descendió empatado a puntos con la salvación y por el golaveraje, la escuadra culturalista falló tres de los siete lanzamientos de que dispuso, costando todos puntos a los de Rubén de la Barrera.
Así, ese año Rodri Ríos erró los dos que lanzó (en el 4-4 frente al Valladolid con la Cultural ganando 1-0 y en el 2-1 de Almería aún con el 0-0); mientras que Yeray marcó los tres primeros pero falló el cuarto en el partido en el que empataron 3-3 con el Granada; y Señé marcó el que tiró.