Una acogida para "recargar el alma"

La Casa de San Alfonso de Astorga ha abierto sus puertas una vez más a los peregrinos, a través del proyecto de Acogida Cristiana en el Camino, que cuenta con nueve voluntarios

Patricia Ferrero
22 de Julio de 2018
Los actuales voluntarios de la Casa de San Alfonso. | PATRICIA FERRERO
Un proyecto que contribuye a redescubrir «la esencia del Camino». La Casa San Alfonso de Astorga ha abierto un año más sus puertas a los peregrinos para ofrecerles «descanso para el cuerpo y recarga para el alma» a través de la iniciativa de ‘Acogida Cristiana en el Camino’, un proyecto formado por una comunidad misionera de laicos y religiosos a los que les une los Redentoristas, que nació hace ya seis años para acompañar a los viandantes en su viaje espiritual a Santiago. Juntos tratan de mejorar la experiencia de los viajeros a través de un espacio de «acogida y oración», relata el padre Bryan, uno de los encargados de llevar a cabo esta iniciativa junto con otros ocho voluntarios llegados de diferentes puntos de España. La estancia en Astorga de cada uno de ellos es de tan solo una semana, pero el recuerdo de esta «emocionante y enriquecedora» experiencia es de por vida, según manifiestan los voluntarios, que señalan que «es otra forma de hacer el Camino, desde una perspectiva diferente».

Los voluntarios sirven de apoyo a los viandantes, ya que «muchos llegan aquí muy tocados», reconocen
Esta Casa astorgana recibe cada día a más de 70 peregrinos que buscan apoyo espiritual en su viaje, y los voluntarios les ofrecen eso y más. Además de avituallamiento –ofrecido desde la Iglesia del Perpetuo Socorro–, las personas de esta comunidad les facilitan gestos de cariño, sonrisas, un oído que escucha o incluso, si es necesario, un hombro sobre el que llorar; y es que, «hay algunos peregrinos que llegan aquí muy tocados. Con nosotros se abren mucho, nos cuentan sus experiencias y comparten sus emociones», afirman estos voluntarios, recordando algunas de las experiencias que más les han marcado durante su estancia, como la de un joven suizo de 19 años que llevaba tres meses de viaje en busca de un «cambio interior. Emprendió su recorrido a partir de un sueño en el que se veía caminando, y por lo que nos contaba, su evolución personal durante estos tres meses había sido notable». Estas experiencias «tan humanas conllevan que afloren los sentimientos, y el idioma no importa, muchas veces ni siquiera hace falta hablar, los gestos valen mucho», explican desde la comunidad de voluntarios.

En lo que respecta al apartado religioso, el padre Bryan reconoce que el Evangelio suscita mucho interés entre los peregrinos de todo el mundo, si bien también deja claro que «este proyecto de acogida no es únicamente para cristianos, sino que se abre a cualquier persona, independientemente de la religión que profese.
La Acogida Cristiana en el Camino seguirá recibiendo peregrinos hasta el 20 de agosto. Hasta entonces, los nuevos voluntarios que lleguen recogerán el testigo de los que se van, en su propósito de convertirse en un gran punto de apoyo para todos aquellos que quieran hacer un alto en el Camino en Astorga para «despertar el espíritu y curar el alma».