Todos los honores para decir adiós a María

5.000 personas acompañaron este domingo a la Virgen del Castro en su despedida de La Bañeza

Pedro J. Abajo
28 de Septiembre de 2015
Justo delante de la Virgen, muchos de los devotos que recorrieron a pie los 11 kilómetros del recorrido; algunos llevaron las cruces parroquiales. | ABAJO
A primera hora de la tarde de ayer más de 5.000 personas guiadas por los pendones y pendonetas de una veintena de localidades de la comarca acompañaron a la Virgen del Castro en el regreso a su santuario después de haber permanecido durante tres días en La Bañeza. Tras un recorrido por la Valduerna, pasando por Santiago, Ribas, Miñambres, Villamontán y Valle hasta llegar a Castrotierra, fue un regreso que pone el punto final al triduo que se organizó con la intención de pedir a la Madre de Dios «abundancia de lluvia ante la sequía espiritual existente» y cerrando así un ciclo de casi tres décadas sin que la capital recibiera la visita de la patrona de las comarcas bañezanas.

Con toda la solemnidad que requiere una visita tan especial, al mediodía se celebró una eucaristía presidida por el rector de la Basílica de la Encina, Antolín de Cela, a la que asistieron representaciones municipales de los ayuntamientos de La Bañeza, Riego de la Vega, Palacios de la Valduerna y Villamontán, además de los cabildos y directivas de cofradías, asociaciones y movimientos de apostolado locales. Fue, en palabras de los sacerdotes del arciprestazgo, una celebración religiosa en la que se puso de manifiesto «el amor de los pueblos de la comarca bañezana a María en la advocación de la Virgen del Castro».

Después, aunque inicialmente no estaba previsto en el programa y gracias a la insistencia de los pueblos de la Valduerna, se formó una comitiva encabezada por el Pendón de La Bañeza para devolver a la Virgen a su templo en una procesión que atravesó esta zona donde tanto cariño se profesa a la talla mariana de estilo románico y coronada canónicamente hace ahora poco más de un año. A lo largo de los once kilómetros que separan la Plaza Mayor de La Bañeza y el Santuario de Castrotierra no faltaron momentos para la música popular –especialmente en el tramo de los pendones– ni para los rezos y los cánticos litúrgicos –en el entorno de la Virgen, portada a hombros por decenas de fieles– cerrando el cortejo.