«Mira, mira como taconea. Da gusto verle», se comentaban dos vecinos de Laguna de Negrillos frente a la iglesia de San Juan Bautista.
Ese era el sentir general que se vivió este domingo en la localidad paramesa al ver de nuevo taconear por sus calles a San Sebastián, que volvió a sentir con gran fervor y pasión el regreso de su procesión más popular y arraigada de Corpus Christi –declarada Fiesta de Interés Turístico Regional y Provincial–.
Francisco Peláez fue el afortunado de portar este año la careta del guerrero que protagoniza el auto sacramental, que mantuvo el paso pausado, punteado y firme fielmente ante la mirada de cientos de personas.
Todo ello acompañado de los danzantes al ritmo de la dulzaina, el tamboril y las castañuelas, así como de los apóstoles y Jesucristo y de los diferentes pasos de santos y vírgenes de la localidad llevados en hombros por pequeños y mayores.
Una procesión celebrada por todo lo alto que, sin lugar a dudas, ha vuelto para quedarse.
Ese era el sentir general que se vivió este domingo en la localidad paramesa al ver de nuevo taconear por sus calles a San Sebastián, que volvió a sentir con gran fervor y pasión el regreso de su procesión más popular y arraigada de Corpus Christi –declarada Fiesta de Interés Turístico Regional y Provincial–.
Francisco Peláez fue el afortunado de portar este año la careta del guerrero que protagoniza el auto sacramental, que mantuvo el paso pausado, punteado y firme fielmente ante la mirada de cientos de personas.
Todo ello acompañado de los danzantes al ritmo de la dulzaina, el tamboril y las castañuelas, así como de los apóstoles y Jesucristo y de los diferentes pasos de santos y vírgenes de la localidad llevados en hombros por pequeños y mayores.
Una procesión celebrada por todo lo alto que, sin lugar a dudas, ha vuelto para quedarse.