Tras la mutilación que ha sufrido el milenario castaño de Villar de Aceropor culpa del temporal de viento, agua y nieve, segando su estampa de 16 metros de perímetro y 32 de altura, lo que le pone en el podium de ser el árbol más grueso de la península, el peligro a su alrededor se ha hecho grande.
Según explica una de sus propietarias, Cristina González, se ha procedido a precintar el contorno del árbol porque sus ramas crujen y corren peligro de caer, lo que podría suponer una catástrofe notable para los visitantes que quieren fotografiarse a su lado, por lo que piden prudencia.
González ya había advertido del peligro, pero ahora se ha incrementado porque el peso de la lluvia sigue sentenciando las heridas del anciano árbol.
Según explica una de sus propietarias, Cristina González, se ha procedido a precintar el contorno del árbol porque sus ramas crujen y corren peligro de caer, lo que podría suponer una catástrofe notable para los visitantes que quieren fotografiarse a su lado, por lo que piden prudencia.
González ya había advertido del peligro, pero ahora se ha incrementado porque el peso de la lluvia sigue sentenciando las heridas del anciano árbol.