Lo nuevo y lo viejo de La Blanca de Campazas

La Diputación de León y el Ayuntamiento han invertido 120.000 euros en tres fases

Teresa Giganto
19 de Abril de 2015
La última intervención ha consistido en adoquinar el entorno de la Iglesia y restaurar su vallado. | T. GIGANTO
Cuenta Padre Isla en su libro sobre Fray Gerundio de Campazas, predicador de este municipio leonés, que "la iglesia de Campazas, tal cual Dios se la deparó, estaba toda de bote en bote, y que aunque cayese de las mismas nubes un alfiles, lo que es al pavimento no podía llegar; porque o se quedaría en el tejado de la misma iglesia, como es lo más natural, o, en caso de meterse por alguna rendija, boquerón o gotera, tropezaría en las cabezas del auditorio, y allí o en el vestido pararía sin duda hasta que la iglesia se fuese desocupando". A día de hoy, probablemente, le costaría encontrar al alfiler en su recorrido rendija, boquerón o gotera para entrar en el templo. O al menos de ello se han ocupado las últimas reformas que se han acometido en la Iglesia de tan famoso pueblo gracias al popular fraile.

La Iglesia de Nuestra Señora de La Blanca data del siglo XVI y está ubicada en un alto de Campazas desde el que se pueden contemplar inmensos campos de cereales y desde donde se divisa el Monte del Duque. Campazas fue pueblo de paso del Tren Burra y cuna del ficticio Fray Gerundio. Llegó a tener en 1900 más de 500 vecinos, pero hoy, este pueblo inmerso ya en Tierra de Campos, tiene poco más de 130 personas censadas. En los últimos años su templo ha sido objeto de importantes reformas, acometidas gracias a los Planes de Cooperación Municipal de la Diputación de León, que ha aportado el 80% de los 120.000 euros que se han invertido en ella en tres fases diferentes.

La última acción ha consistido en restaurar la cerca de piedra que hay alrededor de la iglesia y reforzar su muro de contención, renovar las escaleras de acceso al templo y adoquinar el entorno. Aún está pendiente de colocar mobiliario como bancos y maceteras para culminar el ornato de la zona. De ella destacan las barandillas de los peldaños, hechas con unas rejas que hace años se colocaban sobre un foso en el suelo en los accesos a la iglesia para evitar así que entrasen los animales.

La restauración de La Blanca de Campazas no acaba aquí. El alcalde de la localidad, Manuel Ramos, ha solicitado a la Diputación provincial más dinero que destinará a acondicionar el tejado de la entrada principal. Esa zona está ahora de uralita, algo que choca con el entorno de piedra y barro. Aunque también llama la atención la torre del campanario, de ladrillo visto y grandes huecos de por medio. "La vieja torre perdió uno de sus laterales hace años", lamenta Ramos, "y mira lo que nos hicieron".