Este jueves, el Diario de Ibiza publicaba que la Policía Nacional de la isla balear considera en el informe que envió al juzgado correspondiente que la muerte de Sara Calleja podría ser un suicidio inducido por su maltratador, y así consta en el juzgado de violencia contra la mujer.
El calvario de Sara Calleja lo contaba esta semana el diario El Mundo, que publicó que la artista leonesa era una mujer acosada y maltratada y que su pesadilla arrancó hace un lustro, cuando tras perder su trabajo y recibir distintas malas noticias reanudó una relación con un viejo amigo de la infancia con quien esperaba tener una vida mejor.
En septiembre de 2013, cuando ella decidió poner fin a la turbulenta relación que mantenían –celos, acosos y malosd tratos incluidos– empezó el verdadero infierno. Desde entonces y hasta su muerte, Sara, que falleció a los 51 años, pasó por tres juicios fruto de las 19 denuncias que presentó contra su expareja, un hombre belga –Christian Costenoble– que tiene prohibido entrar en España, aunque lo hizo, e incluso llegó a cumplir una condena de nueve meses en la prisión leonesa de Mansilla de las Mulas.
El Mundo adelantaba este jueves que la fiscal de violencia de género del juzgado número 4 de León pedirá al juzgado correspondiente que emita una orden internacional de detención al maltratador belga para que sea juzgado por dos delitos de «quebrantamiento continuado de la prohibición de comunicación» y de «violencia psíquica habitual» hacia su exnovia. El tercer paso de la Fiscalía leonesa será «estudiar la inducción al suicidio».
"Las denuncias falsas en el tema de la violencia de género están haciendo un daño tremendo al sistema, a nuestra sociedad, a mí", escribe Christian Costenoble en las redes sociales Decenas de familiares y amigos de Sara Calleja han denunciado en los últimos días algunas de las muchas situaciones desagradables que tuvo que padecer esta mujer hasta que no pudo más y optó por quitarse la vida. Mientras tanto, el hombre, que en los últimos años pobló todas las vías de comunicación con ella de mensajes como «Sara, deja ya de jugar que esto va a acabar muy mal, a mí me da igual todo... una bala, y me voy pero no te dejaré, te irás también a la puta mierda», mantiene colgadas en las redes sociales fotos con la desaparecida Sara, de la época en que eran pareja, y un sinfin de mensajes desafiantes, como «Para aquellos babosos... aquellas víboras....y sobre todo para vosotras hembristas... sé de quién hablo... seguro me leerán..malditas, malditos... desgraciados, desgraciadas, lo siento por mis amigos».
«Las denuncias falsas en el tema de la violencia de género están haciendo un daño tremendo al sistema, a nuestra sociedad, a mí, y desde luego no deben quedar nunca impunes», señala Christian esta semana, tras hacerse público el terrible caso de la muerte de su ex. «Pues esta práctica mezquina no sólo afecta al denunciado falsamente, sino al resto de personas maltratadas, retrasando sus procedimientos y poniéndolas en entredicho». «Déjenme en paz, el tema es que sólo se trata de rencor, venganza, lo que hacéis no tiene palabras, una locura sin saber la verdad», escribe el hombre belga.