Con la tercera ola de pandemia de coronavirus sobrevolando las fechas de la Semana Santa, que por segundo año se va a ver condicionada por la crisis sanitaria, el obispo de Astorga, Jesús Fernández González, ha emitido un decreto en el que deja claro que quedan suspendidas procesiones y actos cofrades en la vía pública.
Se trata de una decisión motivada por «la grave situación sanitaria y el elevado riesgo de contagios en nuestra Diócesis, que nos reclaman algunas medidas en orden a impedir la concentración de personas y garantizar la salud pública».
La medida adoptada no sorprende a nadie, puesto que viene siendo ya tónica general en todos los municipios, provincias y diócesis no solo de la provincia de León, sino de toda la geografía española. Decisiones movidas, según el prelado asturicense, por la «responsabilidad y el oído el parecer de las autoridades civiles».
Pero que se suspendan los actos procesionales no quiere decir que se suspenda la Semana Santa. Y es que, «la celebración del Ministerio de Cristo muerto y resucitado alcanza en la liturgia su momento álgido».
En este punto, Jesús Fernández González ha transmitido, a través de este documento, la intención de mantener las celebraciones litúrgicas que son propias de la Semana de la Pasión. Eso sí, siempre ateniéndose a las indicaciones de las autoridades competentes en lo que respecta a las medidas sanitarias y de aforo permitido. En todo caso, el obispo de Astorga añade que se «invita» a todos los fieles a «intensificar» la participación en las misas, así como se «anima» a los párrocos, consiliarios, y a los miembros de las hermandades y cofradías, «a preparar con esmero y llevar a cabo dentro de los templos los ejercicios de piedad propios de los días de Cuaresma y Semana Santa».
Es preciso destacar finalmente que el documento firmado por el obispo de Astorga concluye apelando al «amor de Jesucristo», para que «alimente nuestro amor e impulse la ayuda fraterna de los que padecen soledad, pobreza o cualquier necesidad».
Se trata de una decisión motivada por «la grave situación sanitaria y el elevado riesgo de contagios en nuestra Diócesis, que nos reclaman algunas medidas en orden a impedir la concentración de personas y garantizar la salud pública».
La medida adoptada no sorprende a nadie, puesto que viene siendo ya tónica general en todos los municipios, provincias y diócesis no solo de la provincia de León, sino de toda la geografía española. Decisiones movidas, según el prelado asturicense, por la «responsabilidad y el oído el parecer de las autoridades civiles».
Pero que se suspendan los actos procesionales no quiere decir que se suspenda la Semana Santa. Y es que, «la celebración del Ministerio de Cristo muerto y resucitado alcanza en la liturgia su momento álgido».
En este punto, Jesús Fernández González ha transmitido, a través de este documento, la intención de mantener las celebraciones litúrgicas que son propias de la Semana de la Pasión. Eso sí, siempre ateniéndose a las indicaciones de las autoridades competentes en lo que respecta a las medidas sanitarias y de aforo permitido. En todo caso, el obispo de Astorga añade que se «invita» a todos los fieles a «intensificar» la participación en las misas, así como se «anima» a los párrocos, consiliarios, y a los miembros de las hermandades y cofradías, «a preparar con esmero y llevar a cabo dentro de los templos los ejercicios de piedad propios de los días de Cuaresma y Semana Santa».
Es preciso destacar finalmente que el documento firmado por el obispo de Astorga concluye apelando al «amor de Jesucristo», para que «alimente nuestro amor e impulse la ayuda fraterna de los que padecen soledad, pobreza o cualquier necesidad».