Recuerdo una vieja historia que nos contaba el maestro en la escuela para explicarnos la diferencia entre lo que necesitamos y lo que acumulamos por cultura de guardar, primer escalón de la avaricia.
Viajaba un hombre por el desierto, con su todoterreno, los bidones de agua, ropa apropiada y se cruzó con un beduino –no sé si porque lo era o porque nos encantaba esta palabra– que solo llevaba unas sandalias, una especie de calzón y sus gafas de sol. «No necesito más», le explicó.
Días más tarde volvieron a cruzarse. El hombre del todoterreno con el mismo ‘equipaje’, el beduino con sus sandalias y su calzón.
– ¿Y las gafas de sol?, le preguntó al darse cuenta de que ya no las llevaba.
– Pesaban mucho; dijo aquel caminante por el desierto sin detenerse.
Todavía hay gente, buen ejemplo son los peregrinos, que sigue dejando lo que ya no necesita. De su equipaje o de sus pertenencias. Hay quien puede emprender el Camino pensando que le cantará a la luna y a los amaneceres, que amenizará las veladas... y se da cuenta de que lo único necesario para hacer el Camino es caminar, tan simple. Y posa su guitarra, otro vendrá que la guitarra tocará.
Mientras tanto, fuera del Camino, lo que se impone es ‘atropar’.
Viajaba un hombre por el desierto, con su todoterreno, los bidones de agua, ropa apropiada y se cruzó con un beduino –no sé si porque lo era o porque nos encantaba esta palabra– que solo llevaba unas sandalias, una especie de calzón y sus gafas de sol. «No necesito más», le explicó.
Días más tarde volvieron a cruzarse. El hombre del todoterreno con el mismo ‘equipaje’, el beduino con sus sandalias y su calzón.
– ¿Y las gafas de sol?, le preguntó al darse cuenta de que ya no las llevaba.
– Pesaban mucho; dijo aquel caminante por el desierto sin detenerse.
Todavía hay gente, buen ejemplo son los peregrinos, que sigue dejando lo que ya no necesita. De su equipaje o de sus pertenencias. Hay quien puede emprender el Camino pensando que le cantará a la luna y a los amaneceres, que amenizará las veladas... y se da cuenta de que lo único necesario para hacer el Camino es caminar, tan simple. Y posa su guitarra, otro vendrá que la guitarra tocará.
Mientras tanto, fuera del Camino, lo que se impone es ‘atropar’.