Uno no es de León si nunca ha visto tocar a Los Positivos

Los Positivos, la banda de Manolo ‘Positivo’ (Ortega) celebra esta noche (20:30 horas) en el Molly Malone treinta años de obstinada querencia por el rock

Carlos del Riego
13/03/2016
 Actualizado a 13/09/2019
Pasan los años, pero Los Positivos mantienen la esencia del rock leonés. | L.N.C.
Pasan los años, pero Los Positivos mantienen la esencia del rock leonés. | L.N.C.
No es fácil que una banda de rock dure tanto, sin embargo, cuando la única razón de su existencia es tocar, grabar, vibrar, como ocurre con Positivos, la cosa es más sencilla, casi lógica. Hoy celebran su trigésimo aniversario de vida en la calle del rock... leonés
Cuando se habla de rock & roll vienen a la mente los nombres de los más grandes, de las leyendas, de los discos imperecederos que suenan en todo el mundo. Sin embargo, no todo el rock es cosa de público masivo, colosales escenarios y producciones costosísimas, puesto que también hay bandas que, teniendo un alcance más limitado, mantienen la pasión tan viva que, aunque pasen treinta años, su única intención sigue siendo la excitación de tocar y disfrutar con aquel invento. Nada más. Y el caso es que tal vez sea esa la forma más auténtica de sentir y vivir el rock: continuar en escena por puro gusto, por devoción a ese sentimiento que un día los atrapó, por vocación…, por narices y sin mayores pretensiones. En esa circunstancia se sitúan Los Positivos, la banda de Manolo Positivo (Ortega) que celebra sus tres décadas de obstinada querencia.

Los lejanísimos años ochenta del siglo pasado vieron cómo la música joven en León recibía un potente impulso que llevó a la formación de un gran número de grupos. Además de los nombres más sonoros, muchos otros se lanzaron a esa aventura sin más objetivo que el rock. Uno de ellos era Los Positivos, siempre encabezado por Manolo y con muchas idas y venidas en su formación.

Han publicado unos cuantos discos y han visitado muchas veces todos los escenarios de León por muy extraños o pintorescos que fueran, y en todos dejaron ese toque de autenticidad que sólo proporciona la más absoluta libertad artística: al no estar supeditados a las exigencias de las discográficas o a los gustos (cambiantes) del público, siempre han hecho lo que han querido, lo que les ha salido de dentro en cada momento.

Una historia tan larga da para mucho. Incluso para que el grupo experimentar leves mutaciones y evoluciones lógicas: fueron Positivos, Más Positivos y Positivos Sin Más, para finalmente volver al origen. Guitarristas y baterías (un emocionado recuerdo para el malogrado Javi de Lario), saxofonistas, teclistas, vocalistas, acordeonistas e incluso cardiacos han aportado impagables cuotas de rock & roll.

Lo suyo es rock compacto, áspero; rock legítimo, real y al alcance de la manoEl sonido Positivos, sin embargo, no ha precisado cambios profundos: lo suyo es rock compacto, áspero, sin demasiados aderezos ni refinamientos, sin dobleces ni imposturas, rock por narices, por pura voluntad…, rock legítimo, real y al alcance de la mano. Y a pesar de todo, rock permeable, como demuestra la amplitud de matices con que es capaz de presentarse; y para demostrarlo ahí están la cantidad de veces que se han vestido de otros, ya que, mostrando una ausencia total de prejuicios, se ven tan cómodos en el traje disparatado de Devo como en el elegante de Henri Mancini, tan a gusto revolcándose en el barro de los Fuzztones como recuperando el espíritu combativo de The Clash. Han tocado los palos típicos del rock y han descrito la calle, pero también han tenido tiempo para asuntos más comprometidos y solidarios. Todo ello hace que Los Positivos cumplan todos los requisitos para ser considerado un grupo de rock auténtico. Un genuino representante del rock leonés de siempre.

Su discografía es curiosa. No tienen álbumes, nunca publicaron un elepé y sólo aparecen en algunos recopilatorios, desde el prehistórico ‘Así es como suena’ hasta el entrañable ‘Pigs conexion’. Sí que han lanzado unos cuantos singles, ya fuera en Cd o en vinilo, pero siempre tratando de que cada uno contuviera algo más que dos o tres canciones, buscando una intención especial, algo así como un ‘principal objetivo’. Y en cuanto a su repertorio, simplemente subrayar que con ellos en escena cualquier cosa puede sonar, desde las que hablan de puñaladas, animales y neandertales, hasta las delicias con ‘piel de ángel’.

En todo este tiempo han visto nacer, crecer y desaparecer infinidad de bandas de todo pelaje, pero ellos ahí siguen, impertérritos, manteniendo firmemente la figura. Hoy Manolo, Nino Espadas, Miguel Manero y Toñín Capricho, grandes veteranos de la escena leonesa, vuelven a enchufar los amplis y ponerse bajo los focos, como siempre, como han hecho desde 1986. Si no hay nada más artístico que el arte por el arte, bien puede afirmarse sin temor a errar que Los Positivos son el rock por el rock. Por muchos años. Otros treinta al menos.

Uno no es de León si nunca ha visto tocar a Los Positivos.
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