Un zarpazo más a la ganadería

En lo que va de año se han registrado en la provincia de León casi 200 ataques del lobo a la cabaña ganadera. Las administraciones ayudan con subvenciones que en ocasiones tardan en llegar. ¿Se ha de proteger al lobo a costa del ganadero?

El problema de los ataques del lobo no es más que otra rémora para la subsistencia del mundo rural en general y del ganadero en particular
18/12/2016
 Actualizado a 15/08/2019
Teniendo en cuenta que en las zonas donde más ataca el lobo en la provincia de León son algunas de las más despobladas y que es allí donde un puñado de vecinos resisten a la falta de servicios valiéndose de la ganadería como medio de vida, podríamos plantear que el problema de los ataques del lobo no es más que otra rémora para la subsistencia del medio rural en general y de la ganadería en particular. Un zarpazo que se suma a las complicaciones del ganadero como los bajos precios a la hora de vender sus materias primas o el alto coste de los suministros de sus explotaciones.

No se puede dejar pasar por alto que León es una provincia rica en fauna salvaje, como el conjunto de Castilla y León donde la peor parte se la lleva Ávila con 417 ataques del lobo. León ha tenido casi 200, una cifra nada desdeñable sobre todo para quienes lo han padecido, y que ha ido en aumento los últimos años. Las administraciones ayudan (550.000 euros en el último año en el conjunto de la comunidad), pero quizá no lo suficiente para el ganadero, no en la medida en la que afecta a sus cabañas en las que de la noche a la mañana amanecen con unas cuantas cabezas menos de ganado por el zarpazo del lobo. No es precisamente una noche lo que tardan en llegar las indemnizaciones por estos ataques. ¿Tiene que pagar el ganadero los desmanes de la burocracia por los ataques del lobo? Si se ha de proteger al lobo, que así ha de ser, que no sea al menos a costa del ganadero.
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