ULE y Vega Sicilia, aliados en investigación

Buscan una patente internacional con tratamientos que frenen la entrada de hongos en la vid

Ical
13/10/2016
 Actualizado a 16/09/2019
El equipo de Juan José Rubio, en los laboratorios del instituto. | ICAL
El equipo de Juan José Rubio, en los laboratorios del instituto. | ICAL
Una investigación desarrollada durante los seis últimos años por el Instituto de la Viña y el Vino de la Universidad de León (ULE) para las Bodegas Vega Sicilia aspira a conseguir la que sería la primera patente internacional para este centro con uno de sus proyectos. En concreto, se trata de un trabajo que se ha venido acometiendo en viñedos de la empresa vallisoletana con el objetivo de intentar desarrollar tratamientos efectivos que frenen la entrada de hongos en las plantas de vid.

El investigador del Instituto de la Viña y el Vino, Juan José Rubio, explica que las plantas de vid se podan todos los años, lo que genera "cantidad de heridas" a través de las cuales es fácil que puedan penetrar hongos en la planta y, a través de los haces conductores por los que se transporta la savia, provocar problemas que son los que se conocen como enfermedades de la madera de vid, y que incluso pueden tener como consecuencia la muerte de la planta.

Por ese motivo, se planteó la posibilidad de mezclar antifúngicos naturales para proteger esas heridas de poda y evitar el acceso de los hongos al interior de la planta. Rubio puntualizó que se abogó por el uso de antifúngicos naturales dado que las directivas de la Unión Europea cada vez restringen más el uso de pesticidas de síntesis química “porque son nocivos para el medio ambiente, para los seres vivos e incluso pueden aparecer residuos en el vino o en otros alimentos”.

Las alternativas que propuso el equipo de profesionales del Instituto de la Viña y el Vino fue el empleo de antifúngicos como el extracto de ajo, el quitosán que se obtiene de crustáceos como las gambas o los camarones, o aceites esenciales. "Hay muchísimas sustancias naturales que tienen efecto antifúngico y a las que no se ha prestado atención", recalcó Rubio. Con la selección de antifúngicos naturales realizada, se hicieron los primeros ensayos frente a los hongos y, al ver que resultaban efectivos, se estudió la eficacia por separado de tres de ellos, en concreto el extracto de ajo, el quitosán y la vainillina, que eran "los más prometedores", pero también de todos ellos juntos en una misma mezcla. Se trata de un protector que no solo impide que el hongo penetre, sino que también tiene un efectivo fungicida, de manera que es capaz de matar al hongo, incluso a esporas de los hongos.

Con esta base, se llevaron a cabo estudios de campo en un viñedo experimental de Vega Sicilia durante un periodo de tres años, en los que se podaron las plantas, momento en el que se aplicaba el protector de heridas de poda. Luego se infectaron las vides artificialmente con hongos de enfermedades de madera de vid para comparar el grado de enfermedad de esas plantas frente a otras que no estaban dañadas o tratadas. "Vimos que después de tres años de estudios las plantas que habían sido infectadas y no estaban protegidas, morían en un porcentaje muy elevado de casos» en situaciones de estrés hídrico, como podía ser en verano por la falta de riego o el exceso de calor", explicó Rubio.

Los resultados fueron "bastante buenos" e incluso fueron publicados en una revista de la Sociedad Americana de Microbiología, además de que se solicitó la patente española y europea, que fueron concedidas. Ahora, está previsto que la empresa, que es la propietaria de la patente, inicie los trámites para la consecución también del reconocimiento a nivel internacional. "Tiene mucha importancia, porque es la primera patente sobre esta temática que existe en el mercado y porque, a día de hoy, no existe ningún tratamiento efectivo autorizado para las heridas de poda", reconocen desde el Instituto de la Viña y el Vino.

Posible comercialización

Dado que la propietaria de la patente es la propia bodega vallisoletana, tendrá que ser ella quien determine la comercialización o no del producto. Por el momento, se han iniciado contactos con algunas multinacionales del sector que podrían estar interesadas en producirlo y ponerlo en el mercado "porque Vega Sicilia se limita a hacer vino y a venderlo", aseguran desde el Instituto de la Viña y el Vino. Sin embargo, todo apunta a que sí que hay interés en poder poner esa tecnología a disposición de los viticultores, y aunque existen conversaciones, estas son "lentas" y habrá que esperar un tiempo todavía para que pueda estar al servicio de los profesionales del campo, se calcula que un mínimo aproximado de dos años.
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