Rock my religion

Bruno Marcos reflexiona sobre la exposición del artista astorgano Jesús Palmero en el Musac

Bruno Marcos
07/12/2015
 Actualizado a 18/09/2019
La furgoneta de la exposición 'We're all dreamers', de Jesús Palmero, inaigurada la semana pasada en el Musac. | MAURICIO PEÑA
La furgoneta de la exposición 'We're all dreamers', de Jesús Palmero, inaigurada la semana pasada en el Musac. | MAURICIO PEÑA
El artista norteamericano Dan Graham se apartó de sus temas habituales para realizar, durante el periodo comprendido entre los años 1982 y 1984, una mítica película en torno al rock y la religión.

El film es un ensayo que parte de un escrito previo del propio Graham y se presenta como un complejo collage en el que se superponen secuencias musicales, textos a color sobreimpresionados que ascienden por la pantalla y teorizaciones en voz en off. Hay párrafos y escenas bíblicas, como la de Adán y Eva expulsados del paraíso de Masaccio, e imágenes fijas, fotografías, litografías de los pioneros americanos, dibujos de los puritanos, planos del exterior de viviendas rurales típicas de Estados Unidos, fragmentos de películas e interiores de iglesias protestantes.

La tesis de Graham es que el rock fue recibido como una religión en América y por extensión en el resto del mundo. Para ello establece una genealogía que se inicia en una rama de los cuáqueros, los shakers, que, esperando la segunda venida de Cristo y el fin del mundo para el año 1792, y posteriormente para el 1794, proponían una ordenación social comunal en la que, entre otras cosas, se aboliera el matrimonio y se establecía la abstinencia sexual perpetua. Los shakers practicaban, eso sí, la danza circular en cuatro filas concéntricas para espantar a los demonios.

La figura central de la película es la cantante norteamericana Patti Smith cuya voz y cuya música están presentes en todo momento. Patti creía que los ancestros del rock eran las danzas extáticas de los shakers, los derviches y la danza de los espíritus amerindios. También aparece Jim Morrison al que se califica nada menos que de "rockero fálico", que acaba destruido al darse cuenta de que el rock and roll ha muerto al pasar a ser espectáculo.

Graham señala como causa de la cristalización del capitalismo en América al puritanismo. Explica que en los albores de la nación alguien, algunas personas buenas, se dieron cuenta del mal, dejaron el órgano de la iglesia y cogieron por primera vez la guitarra para ir a tocar a la puerta de los pioneros y redimirlos. También encuentra raíces del rock en los indios Sioux o los Plains que practicaban danzas rituales en las que entraban en trance.

Finalmente se dice en el film que en los años 50 surgió una nueva clase, una generación cuya misión no era producir sino consumir, los teenagers, que, liberados de la ética laboral y puritana, tenían una filosofía que consistía tan sólo en divertirse. Su religión era el rock and roll.

Estos días se ha inaugurado en nuestra ciudad una exposición titulada ‘We´re all dreamers’ que propone como Graham, desde el campo del arte contemporáneo, un acercamiento a lo que el rock ha supuesto en una comunidad concreta como la nuestra.

La metodología usada por su autor, Jesús Palmero, para acercarse a esta producción vernácula ha sido la del archivo y la del feminismo. Por un lado, en colaboración con otros, ha reunido documentos sonoros y gráficos de la actividad musical en su ciudad natal y ha elaborado un libro con ello, y por otro ha planteado una gran instalación en la que la historia del rock de nuestra ciudad es contada exclusivamente por mujeres. Esto último, lejos de parecer un gesto forzado perteneciente a la agenda de lo políticamente correcto, resulta totalmente natural y elocuente. Como Patti Smith conduce con toda normalidad en la película de Graham la tesis del rock como religión, aquí, las mujeres elaboran el relato de su experiencia en la música y construyen de forma autónoma la narración de la historia local del rock and roll. Contribuyen a alcanzar aquello de lo que habla Patti Smith al comienzo de Rock my religion cuando cita al poeta Arthur Rimbaud: "En el futuro, cuando las mujeres se hayan alejado de su larga servidumbre a los hombres… van a tener una nueva música, nuevas sensaciones, nuevos horrores, nuevos arrebatos".

‘We´re all dreamers’ tiene inevitablemente una atmósfera de nostalgia, como la mayoría de las miradas que se dirigen al pasado, por eso es conveniente evitar términos como vintage, que se ha puesto últimamente de moda. Lo vintage es lo viejo que todavía no es una antigüedad y que aún brilla. Lo malo de lo vintage es que traslada aspectos meramente formales fuera de la razón de ser que tuvieron en su época con un punto cómico y de disfraz que acaba por presentar lo banal en lugar del presente, un presente que queda al desnudo como algo insatisfactorio. Hay que recuperar, en cambio, para trabajar con el pasado la figura del trapero, baudeleriano o benjaminiano o cualesquiera otros. El trapero es el que rescata del basurero del tiempo lo que aún sirve, aunque sea para otra función distinta de la que tenía, sustituyendo el escaparate por el rastro. Además hay que pensar en jubilar a esa otra figura del archivero, también de moda en la cultura durante estos últimos años, que inventaría hasta el absurdo borgiano pero que no hace tesis. En el trabajo de Palmero hay bastante de trapero, algo de archivo y un poco de vintage.

La película de Graham contada por una chica reivindica el rock más intelectual frente al más superficial y plantea que divertirse con el rock and roll podía constituir algo más de lo que parece, una filosofía de vida y una rebeldía, una religión. Toda la película del americano tiene el aliento de una investigación antropológica, las obras de Palmero nos presentan los materiales y las metodologías para iniciar una en nuestro contexto.
Lo más leído