Reducción de empleo público

Ni se hizo con criterio el aumento de las plantillas municipales ni tampoco se ha hecho con demasiado criterio, en la inmensa mayoría de los casos, su reducción para cuadrar unas cuentas que hasta hace pocos años sólo entendían de generar cada vez más deuda

Los empleados públicos han sido demonizados en demasiadas ocasiones y también aportan soluciones
14/07/2017
 Actualizado a 14/09/2019
Conforme se va reduciendo el tamaño del municipio en cuestión, más importante resulta el papel que desempeña su ayuntamiento. En todos los sentidos. En el sentido de ofrecer a sus habitantes todos los servicios públicos a los que tienen derechos, y también en el sentido de servir como motor de desarrollo, como canalizador para la economía que termine generando empleo y riqueza. Pero eso no debe llevar al que fue uno de los errores previos a la crisis que se ha cortado de raíz de forma un tanto brusca: convertir a los ayuntamientos en los yacimientos de empleo que el resto de sectores económicos niegan a una determinada sociedad. Pasó, mismamente, en la ciudad de León, y pasa en muchos de nuestros pueblos. Por eso, con la llegada de la crisis (quién sabe si con la salid también) el número de empleados públicos se ha reducido muy notablemente, bien sea por la amortización de algunos puestos de trabajadores que han llegado a su edad de jubilación, por las sucesivas privatizaciones o por la no renovación de los contratos temporales. Como tantas veces en este país, ni se hizo con criterio el aumento de las plantillas ni se ha hecho con criterio su reducción, por más que haya servido para cuadran cuentas que hasta hace pocos años sólo entendía de generar cada vez más deuda. Los empleados públicos son más que necesarios y, en ocasiones, se les ha demonizado como culpables de una crisis en la que también han aportado soluciones.
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