Raquel Gago: "Desde que pasó eso ya no tengo vida"

Raquel Gago se enfrenta ese miércoles a las preguntas que la realizarán tanto las acusaciones (fiscal y particulares) como a la defensa. Ha mostrado durante todo el interrogatorio entereza y aplomo a la hora de contestar a cada una de las preguntas formuladas por el fiscal, pero no ha evitado emocionarse.

Lo ha hecho al recordar cómo ha cambiado su vida desde aquella tarde, desde que Triana Martínez (hija de la autora confesa y con la que reconoce haber tenido una estrecha amistad, negando en cualquier caso cualquier tipo de relación amorosa) depositó el bolso con el arma en el coche de la agente de policía local. 

"Desde que pasó eso ya no tengo vida", lamenta, visiblemente emocionada. Raquel Gago explica que en su coche había revistas, alguna cosa de comer, algún trapo... y que por eso no advirtió el bolso que contenía el arma cuando por la tarde guardó detrás del asiento del conductor unas garrafas grandes que había estado llenando en una fuente. 

Después de ese momento tenso, afronta el final del interrogatorio del fiscal con una expresión serena. Apoyada en los papeles que ha usado durante todo su interrogatorio y dirigiéndose directamente al jugado con el informe sobre la localización de llamadas telefónicas, para explicar que hay disparidad de movimientos y lugares muy lejanos. "Les doy un par de ejemplos y así, igual me pueden entender", afirma. Su relato es fluido y natural. Capaz de buscar información entre muchos folios, algunos de ellos manuscritos. Con ello pretender desmontar la hipótesis de que realizó seguimientos a Carrasco.

En la primera sesión del juicio por el crimen de Isabel Carrasco la policía local fue el centro de todas las miradas, que advertían del gran deterioro físico de la mujer.