Ponferradina 3 - 2 Arandina: 'Sin sufrimiento no hay victoria'

La Deportiva cosechó su tercer triunfo consecutivo ante una Arandina que plantó cara y propició otro final de infarto

Alejandro Cardenal
25/09/2016
 Actualizado a 24/08/2019
Imagen de archivo de un partido de la Deportiva esta temporada.
Imagen de archivo de un partido de la Deportiva esta temporada.
La Deportiva no sabe ganar sin sufrir. El conjunto berciano cosechó su tercera victoria consecutiva ante la Arandina (3-2) en un  encuentro que se le puso de cara gracias al tanto de Chavero en la primera mitad, pero que él mismo se complicó con un bajón incomprensible. Así, el partido que podía haber servido para reconciliar a los blanquiazules con el Toralín, volvió a poner a prueba el corazón de sus parroquianos.

La Arandina, que ya había avisado durante toda la segunda parte aprovechando los errores continuos de Goldar –debut para olvidar del central–, ponía las tablas a apenas un cuarto de hora del final. Obligada otra vez a jugar contra el reloj, la Deportiva despertaba del letargo en el que se había sumido durante todo el segundo acto y en un visto y no visto dejaba sentenciado el partido gracias a los tantos de Andy y Figueroa. O así hubiera sido si Ramírez, cuando alguno todavía no había terminado de celebrar el gol del canario, no hubiera vuelto a recortar distancias a cinco del final.

Con el 3-2, la Arandina se volcó y tuvo varias ocasiones para empatar. La suerte volvió a sonreírle a los de Manolo Herrero, un ‘flan’ en cada balón colgado, aunque el sufrimiento tuvo final feliz y los tres puntos se quedaron en casa.

Arranque prometedor


Solo dos novedades presentó el once de la Deportiva respecto al que vencía en Barraña (0-1) la semana pasada. Juanto entraba en lugar de Rayco en el enganche y Abel Moreno sustituía a Raúl Fuster en el lado izquierdo, un recambio con el que el jienense buscaba compensar el instinto de Chavero, que ‘enjaulado’ en la banda, tiende a buscar espacios por el centro.

La profundidad del andaluz no evitó que todo el juego del conjunto berciano se volcara por la derecha. Caiado volvía a estar muy activo. El portugués está empezando a ser –aunque le está costando más de lo esperado– ese jugador eléctrico que se adivinaba la temporada pasada y con Adán Gurdiel formó una pareja que combina calidad y entrega.

Por primera vez en lo que va de temporada, el conjunto berciano parecía dominar las áreas. Salvo un par de complicaciones de Xisco Campos que no pasaban a mayores, la Ponferradina se marchaba a los vestuarios siendo un equipo sin fisuras, atacando con paciencia y defendiendo con orden. Le seguía faltando fluidez y valentía en los últimos metros, pero el gol de Chavero y las constantes llegadas por la banda de Caiado –el público abroncó a Herrero por su sustitución en la segunda mitad– prometían convertir el choque en un punto de inflexión para los bercianos.


Bajón y susto


Fue un espejismo. Si hasta la fecha, la Deportiva habían sido ese mal estudiante que a última hora, y con la ley del mínimo esfuerzo, se las ingeniaba para sacar ese aprobado raspado que le salvara del ‘zapatillazo’ de la sufridora madre de turno, ayer volvió a ocurrir. Los blanquiazules solo se aplicaron en una buena, pero nada brillante, primera mitad y se dejaron llevar tras la reanudación.

Decía Manolo Herrero que un gol más madrugador de lo acostumbrado ayudaría a ver la mejor versión del conjunto berciano, pero ocurrió justo lo contrario. Tras el descanso, la Ponferradina jugó con fuego y estuvo a punto de quemarse. Esta vez no fue necesario otro milagro de Olmedo para puntuar, pero el sufrimiento fue el mismo que ante el Coruxo.

Tras varios avisos, la Arandina terminaba castigando la apatía local y ponía las tablas. Otra vez tocaba tirar de épica y el equipo respondió. Herido en su amor propio, el conjunto berciano volvía a pisar el acelerador y se encontraba con los goles de Andy y Héctor Figueroa.

Demasiado ‘fácil’. Ramírez marcaba de falta en la siguiente jugada y la Arandina buscó el empate, un asedio en forma de balones colgados al que la Deportiva consiguió resistir. ¿Bastará con seguir sobreviviendo?
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