Pedro Puente: "Cuando empecé a trabajar con ellos en los 60, toda la población gitana de León era analfabeta"

El sacerdote leonés es el presidente de la Fundación del Secretariado Gitano

Susana Martín
31/08/2015
 Actualizado a 19/09/2019
Pedro Puente, presidente de la FSG, en su despacho del Obispado de León. | DANIEL MARTÍN
Pedro Puente, presidente de la FSG, en su despacho del Obispado de León. | DANIEL MARTÍN
Empezó a trabajar con los gitanos en León «por casualidad», en 1968 y ahora no podría vivir sin ellos. En aquellos años, cuenta, sólo cuatro tenían el DNI, «y el carnet de conducir prácticamente no existía». Mucho han cambiado las cosas desde que empezó a ayudarles a normalizar su vida. Pedro Puente (Villafeliz de la Sobarriba, 1945) –«gitano del alma» y «gitano de adopción», recalca– es el presidente de la Fundación Secretariado Gitano, fundador e impulsor desde sus orígenes. Habla con pasión y orgullo de la comunidad gitana: que la niña más inteligente del mundo, inglesa, es gitana, que en la Universidad de León ya hay seis estudiantes gitanos...

– El balance de la Fundación Secretariado Gitano en 2014 arroja datos cada vez más positivos. ¿Qué balance hace usted?
Hace cuatro décadas había sólo cuatro matrimonios mixtos en León, y hoy hay  ya casi cien. Esto es un paso de integridad muy grande – Mi balance es que la Fundación tiene un equipo de profesionales de primera línea. Exigimos desde nuestro departamento de Recursos Humanos una gente muy comprometida y de muy alto nivel. En las administraciones tenemos mucha aceptación, al nivel de Cáritas, Cruz Roja o la Once. Cada día está todo más afianzado en nuestro trabajo con la comunidad gitana. En la sociedad también vamos creciendo en credibilidad, con resultados. Nuestros gitanos ya llegan a la universidad, trabajan en grandes empresas... Nos va peor en la colaboración económica de la sociedad civil a la Fundación. El ‘producto gitano’ se vende mal, pero estamos trabajando en esa línea, porque cada día las instituciones exigen más cofinanciación. Nosotros en este aspecto contamos con pocos fondos todavía, los recursos propios son aún escasos, alrededor de un 4%, mientras otros cuentan con alrededor de un 20%.

– Y echando la vista atrás, ¿cómo ha cambiado todo desde los inicios?
– Desde que yo empecé a trabajar con gitanos ha cambiado todo muchísimo. Cuando yo empecé en León en 1968 a trabajar con ellos, toda la población gitana era analfabeta. Como mucho, algunos eran lectores pero no comprendían el texto que leían. Sin embargo, en este momento tenemos seis gitanos en la Universidad de León y algunos están terminando sus carreras. En tres generaciones, fíjate cómo ha cambiado todo. Todas las personas necesitan referentes, y si ven un gitano en un despacho es más fácil que les apetezca seguir sus pasos; si sólo veían referentes de coger chatarra o estar en mercadillos, aspiraban a eso... El cambio de la sociedad gitana, aunque algunos siguen fijándose en los estereotipos negativos, es enorme, aunque la sociedad civil quizá no se da cuenta de ello. Y el principal cambio ha sido el de la mujer gitana, que ha empezado a trabajar, a estudiar...

– ¿Se ha conseguido vencer los prejuicios contra los gitanos?
– No, no. En eso hemos avanzado bien poco, y hay que decir que los medios de comunicación no contribuís mucho a ello, porque la noticia negativa se lee mucho más que la positiva, y en cuanto sale algún suceso es lo que llama la atención de la prensa. Muchos medios no contáis sus avances, todo lo positivo, y la labor de la prensa para contar el progreso de la comunidad gitana.

– ¿Han sabido ellos integrarse en la sociedad?
– Sí, sí, están pegando un cambio tremendo. Cuando empecé a trabajar con ellos, había cuatro matrimonios mixtos, tres de gitano con paya y uno de payo con gitana. En este momento se acercan a los cien matrimonios mixtos. Esto es un paso de integridad muy grande. Algunos de esos matrimonios se inclinan más a un modo de vida como payos, y otros se acercan más a la comunidad gitana.

– En las ciudades pequeñas, como es el caso de León, ¿los gitanos lo tienen más sencillo, o más complicado para integrarse?
– Es más difícil porque son más conocidos. En las ciudades grandes tienen más posibilidades de pasar desapercibidos, siempre que no vivan en varios segregados como los que hubo en Madrid, en Barcelona...

– Y además de los premios que ha conseguido la fundación y las cifras de éxito, ¿qué destacaría de los proyectos y programas que están llevando a cabo?
Aunque la sociedad quizá no se da cuenta, el cambio de la población gitana en pocos años ha sido enorme, sobre todo entre las mujeres – Tenemos cuatro programas fundamentales: el de empleo, ‘Acceder’ porque si tienen trabajo tienen más acceso a todo lo demás, y trabajamos con unos resultados espectaculares: contratos fijos, otros temporales... También tenemos un programa de ‘Aprender trabajando’, que lo hacemos en empresas, cambiando el modelo de hacer cursos de formación por la formación en las empresas, que a veces luego les contratan. Hay además un programa específico de educación, y otro muy fuerte que es el ‘Promociona’: su objetivo es que los niños que van al colegio hayan pasado por las mismas etapas que los demás niños. Nuestros niños ya están todos escolarizados, pero nos hemos dado cuenta de que hay un pronto abandono, más fuerte que el que hay en la sociedad mayoritaria, y con este programa ayudamos a las familias que tienen interés por que sus hijos sigan estudiando. Y estamos trabajando ya con 1.300 niños en España, y ya muchos van accediendo a la universidad, donde seguimos apoyándoles con becas desde la Fundación. El cuarto programa fuerte en que trabajamos es el de ‘Vivienda’: no venían recursos de Europa para la vivienda, y eso que aún tenemos un 5% en chabolismo y un 11% en barrios segregados. La vivienda ha sido un elemento de integración muy fuerte para la población gitana.
Lo más leído