Los colores hacen pandilla

09/12/2016
 Actualizado a 03/09/2019
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Jamás imaginé que los colores hacían pandilla. Nunca me paré a pensar ante la furgoneta del ambulante que nos llevaba camisas y jerseys que aunque fuera barato el polo amarillo requería para poderlo poner tener un fondo de armario interesante en rojos y verdes.

Nunca pensé que calcetines blancos ofenden y los expertos les llamaban escayolas. ¡Con lo espectaculares que resultaban con las luces viajeras de la Royal Sigor’s, que también te ponían los dientes blancos como si en vez de vinos cada mañana tomaras chupitos de Colgate!

Y cuando ya iba aprendiendo «los protocolos» de los colores, así los llamaban, me empezaron a disparar desde otras trincheras no menos incomprensibles para mi; y entre la maraña de papeles de mi ordenador comenzaron a aparecer citas para maridajes que nada tenían que ver con los amoríos, entonces de moda, de la Duquesa de Alba con un funcionario de oscuros deseos. Y no solo te tenía que gustar un vino determinado, era necesario que tuvieras la carne adecuada para la combinación apropiada de alcohol, azúcares, ácidos e, incluso, taninos. ¿Cómo te quedas con los taninos?

Ojo, los taninos no son tanos pequeños, ni mucho menos, te diré que tienen una función antioxidante, que de eso también habla la tu televisión.

Por eso, después de abrazar todas estas religiones, ¿se creerá el bueno de Mauri que me va a extrañar que el perro haga juego con la bicicleta?
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