‘Lavado de cara’ al retablo de Santa María

Hasta el 2019 se pretende restaurar en distintas fases el retablo y todas sus tallas policromadas gracias a la aportación de los fieles y la Fundación Conrado Blanco

P.J. Abajo
14/12/2016
 Actualizado a 01/09/2019
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El retablo mayor de la iglesia parroquial de Santa María de La Bañeza será sometido a un profundo y exhaustivo proceso de restauración que se prolongará hasta el año 2019 y se dividirá en cuatro fases. Las razones de llevar adelante este proyecto se fundamentan en la necesidad de consolidar y restaurar las piezas o, dicho de otro modo, en «dejárselas a las próximas generaciones igual o mejor que las hemos encontrado nosotros», en palabras del párroco, Jerónimo Martínez, que en distintas celebraciones religiosas ha explicado a los feligreses el proceso que ya está llevando a cabo en el taller Proyecto Arte 8 de Astorga, una firma que ya se ha encargado de trabajar en otras imágenes bañezanas con un resultado sobresaliente.

Y es que durante las últimas semanas los espacios que habitualmente ocupaban los evangelistas San Marcos y San Mateo, a la izquierda y derecha del sagrario visto desde la nave central, en el retablo mayor encargado por la parroquia a Francisco de Rivera en el año 1645, estaban vacíos, suscitando algún que otro comentario entre los fieles. La cuestión es que tras la restauración de la talla de Santa Teresa –el pasado año– y gracias a una importante colaboración económica de la Fundación Conrado Blanco la parroquia ha decidido contratar un proceso de limpieza, reparación y consolidación que garantice la conservación de las piezas durante décadas, eliminando restos de suciedad y tratando las maderas contra la aparición de xilófagos y otras amenazas.

Este proceso, que ha sido posible gracias al mecenazgo de la fundación del anterior Cronista Oficial de La Bañeza y las aportaciones voluntarias de los fieles bañezanos, tan y como explica a La Nueva Crónica el párroco, continúa en la actualidad con la restauración de las tallas de San Juan de la Cruz y San Juan el Bautista, dos imágenes del siglo XVII de las cuales se sabe que la del reformador fue trasladada a la parroquia de la Plaza Mayor desde el desparecido convento del Carmen a raíz de la exclaustración de 1835. Se sabe, por la documentación disponible y las investigaciones realizadas, que esta imagen fue realizada por un discípulo de Gregorio Fernández y de ahí la preocupación de la parroquia por conservarlo intacto.

En una próxima fase la restauración llegará a las imágenes de los evangelistas San Lucas y San Juan, situados en la parte más alta del retablo, a ambos lados de un Calvario, y a la Virgen de la Asunción, patrona de La Bañeza, titular de la parroquia y obra de 1662 del astorgano Lucas Gutiérrez.

En el año 2018 se espera continuar con la restauración de otras tallas consideradas ‘menores’ pero algunas con alto valor patrimonial como es el caso San José, San Blas, San Francisco de Asís y San Antonio de Padua, todas ellas repartidas a ambos lados del retablo mayor. Y, finalmente, tal y como desveló el párroco a este periódico, se espera culminar esta importante obra a lo largo del año 2019, cuando una vez restauradas todas las imágenes –unas con mayores necesidades y otras en mejor estado– se procederá a renovar y consolidar el retablo propiamente dicho, unas actuaciones que son posibles gracias a las aportaciones de la Fundación Conrado Blanco pero, sobre todo, de los fieles.
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