Las obras en la ermita del Roblo enfrentan a párroco y vecinos

Los vecinos de Las Salas, Salamón y Valbuena-en el municipio montañés de Crémenes- han enviado una carta al obispo de León, Julián López, para hacerles llegar «nuestra indignación, tristeza e impotencia tras los últimos acontecimientos, hechos y comentarios, creemos que impropios, del párroco de nuestros pueblos, don Rubén». Los feligreses hacen referencia en la misiva a algunas conductas del párroco que consideran impropias, si bien la gota que ha colmado el vaso han sido las obras en la ermita de Nuestra Señora del Roblo, perteneciente a los tres pueblos anteriormente mencionados.

Aseguran que la ermita pertenecía a las localidades de Las Salas, Salamón y Valbuena y ahora su titularidad ha cambiadoEn el citado escrito los vecinos indican que «hace unos meses, ante la noticia de que quería arreglar la ermita, los pueblos se interesaron en reunirse con él para colaborar, como siempre se hizo para el mantenimiento de la misma, desde su construcción; pero él se negó rotundamente a reunirse con los pueblos, alegando que él era el administrador único de la ermita, y no tenía que contar con nadie para ninguna actuación referente a la misma, y comenzó las obras, incluso sin los permisos municipales correspondientes». Continúan apuntando que al resultar imposible el dialogo con el párroco, «los pueblos se interesaron por averiguar en primer lugar la titularidad de la ermita, para las correspondientes actuaciones al respecto», y recalcan que «Rubén aseguró que la ermita estaba a nombre de los tres pueblos, cosa que no verificó días más tarde el registro civil; Rubén había puesto la ermita a nombre de la parroquia de Valbuena (no sabemos con qué objetivo nos mintió)».

La carta al Obispado continuando desgranando que «con gran impotencia y desánimo, se tuvo que permitir que se realizaran las obras, sin saber realmente lo que se iba a hacer», y señalan que actualmente las obras siguen abandonadas, ya que la poda de los arboles ha causado varios desperfectos (mesas y cierres rotos), y que tampoco se han retirado los ramajes que casi impiden hasta el acceso a la ermita.

Esta misiva al Obispado no ha sido la única acción de los vecinos ante esta situación. Así, y según relataron los afectados a La Nueva Crónica, han recogido firmas para mostrar su indignación ante estos hechos. Además, antes de acudir al obispo con esta carta, han abordado el problema con el arcipreste y el vicario general, sin recibir solución alguna. La carta fue remitida al Obispado de León el pasado mes de abril y, hasta la fecha, no han recibido ninguna contestación. Los afectados se dirigen al obispo señalando que «nos dirigimos a usted, con todos nuestros respetos, con el objetivo de buscar solución a todo esto, y estando dispuestos, si no tenemos respuestas, a hacer conocer por otros medios este problema que nos afecta tan directamente, e influye notablemente en nuestra convivencia».Por otro lado, este periódico ha intentado ponerse en contacto con el párroco en cuestión, sin obtenerresultado alguno.